26 oct 2015

Trompita, trompón y los trompeteros*

                                                                 Por José Luis Ramos Salinas 
The Washington Post publicó hace unos días que Donald Trump, quien tiene muchas posibilidades de llegar a la presidencia de Estados Unidos, formó su imperio económico gracias a una estrecha y amigable relación con las mafias que controlaban el negocio de la construcción en diferentes estados de Norteamérica. Pero eso no es lo que nos interesa analizar en esta oportunidad, sino la otra revelación del periódico norteamericano: Donald Trump era un permanente contribuyente a los fondos de las campañas electorales de los políticos con posibilidades de convertirse en autoridades de las ciudades donde él tenía intereses económicos. De hecho, no tuvo escrúpulos para violar la ley norteamericana y hacer donativos por encima de los límites legales o hacerlos a través de concesionarias de sus empresas para hacer aparecer como varias, lo que realmente era solo una enorme contribución. Así Trump logró nexos políticos que le servirían para hacer crecer sus negocios al extremo de convertirlo en el multimillonario que es hoy.
La realidad peruana no es muy diferente. Basta pensar en los spots televisivos, muy costosos, con los que nos bombardean los diferentes partidos políticos cada que hay elecciones. ¿De dónde sale el dinero para pagarlos? ¿Y para cubrir los costos de los mítines, de los afiches, de las gigantografías y de todo el material publicitario que una campaña demanda? Pues de los aportes que recibe el candidato de quienes están interesados en lo que podrían obtener de él en caso llegue a la presidencia. Por eso no es raro que incluso se colabore económicamente con dos o más candidatos diferentes e incluso enemigos políticos, pues no se trata de convicciones ideológicas sino de negocios, simplemente.
La ley obliga a los partidos políticos a indicar los montos invertidos en su campaña y el origen de los mismos, pero esta sea probablemente una de las leyes más vulneradas en el país. Basta leer la página Web de la Onpe para comprobarlo: partidos que declaran montos que una simple suma deja en evidencia que son falsos, o que atribuyen sus fondos a donantes que no tienen donde caerse muertos, o la salida fácil e inverosímil de “aportes de los militantes”, incluso en partidos que no tienen vida orgánica. En resumen, en el Perú los partidos ocultan cuánto gastan en su campaña electoral y el origen de esos fondos. ¿Por qué? Porque si declararan la verdad sería muy fácil establecer el pago de favores a los aportantes, a los Donald Trump locales.
Una de las denuncias más graves contra Nadine Heredia trata precisamente de esto. Las anotaciones en sus agendas dan pistas suficientes para averiguar quiénes financiaron la campaña del Partido Nacionalista que ella preside; y a partir de allí se pueden reconstruir los lazos que el gobierno ha establecido para la retribución a los aportantes.
Pero resulta jocoso que quienes la acusan sean precisamente maestros en estas mañas. Pensemos en el Apra y cómo ha quedado bajo clara sospecha tras las investigaciones en Brasil sobre los tentáculos de la gigante Odebrecht; y si queremos ser extremos recordemos a Agustín Mantilla recibiendo en el año 2000, 30 mil dólares de Montesinos para la campaña electoral. El fujimorismo no tiene un mejor historial en esta materia con su actual secretario general investigado por lavado de activos, y su líder, un avezado ladrón. Toledo y el financiamiento de la Marcha de los Cuatro Suyos, etc.
Y esto es tan así, que en el parlamento se ha puesto toda clase de trabas en la aprobación de una ley que permita mayor control sobre los aportes que reciban los partidos.
Por todo esto, Trump es un trompón, Nadine una trompita que hasta anota todo y deja sus agendas al alcance de otros, y el resto de partidos que la condenan, trompeteros hipócritas. A la primera dama hay que aplicarle la ley, pero ese debería ser solo el primer paso, para ir después por los peces gordos, que ahora se pavonean levantando el dedo acusador.

*Publicado en el diario Noticias de Arequipa, Perú, del 26 de octubre de 2015, en mi columna de opinión denominada Letra Menuda.


19 oct 2015

Los Enemigos de la Democracia*

                                                                 Por José Luis Ramos Salinas  

Creer, como sostienen no pocos en nuestro país, que quienes se ubican en la izquierda, son un peligro para la democracia; es como pensar que en un terremoto lo peligroso es quedar sordo por el ruido.
Mientras descubrimos que la política nacional no es algo que se maneja entre compadres, sino entre tíos y sobrinos; y a cada escándalo le sigue uno mayor y que los vicios cometidos por una agrupación política no son la prueba de la inocencia de las otras, sino de los niveles insospechados de cinismo a los que pueden llegar; vamos perdiendo de vista eso en lo que quienes están en el poder y quienes tienen posibilidades de relevarlos están de acuerdo. ¿No debiera llamarnos a sospecha que un par de carteras hayan causado tantos titulares y un acuerdo comercial que compromete la soberanía del país y su futuro a penas si haya merecido atención de las corporaciones mediáticas? ¿No preocupa que las baterías políticas contra el gobierno estén desde hace unos meses disparando sin tregua por lo que fuere, y por un tratado que se negoció bajo la mesa no haya ni una bala de salva? El peligro no está en aquello por lo que se enfrentan el gobierno y la oposición, sino en aquello en lo que tienen consenso.
Nos referimos al Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP por sus siglas en inglés, que vincula a 12 países en aspectos claves, no solo de comercio internacional, sino también de políticas internas, y que tiene un alcance que equivale al 40% de la economía mundial. Este acuerdo se ha venido negociando desde hace años, bajo el impulso de Estados Unidos que actuó como operador político de las 600 corporaciones transnacionales que ven en él una gran oportunidad para controlar la economía planetaria. Por ello, es que era necesario que se hiciera en el más estricto secreto, sin que los millones de habitantes cuyas vidas se iban a ver afectadas tuvieran siquiera idea de qué se hacía a sus espaldas. El misterio terminó en parte cuando Wikileaks logró tener acceso a algunos documentos confidenciales y los publicó en Internet. El mundo se enteró de que quienes deciden el futuro son las grandes corporaciones a quienes nadie ha elegido ni dado poder político alguno. Pero a quienes se persigue es a Assange y a su gente. No es casualidad que los Estados firmantes del TPP se comprometan a combatir, lo que quienes gobiernan el mundo por encima de nuestras democracias llaman, “delitos informáticos” y hasta coloquen en la mira al periodismo de investigación.
¿Pero qué tiene que ver el periodismo de investigación con un acuerdo de comercio internacional? Pues eso mismo, que no se trata de comercio solamente, sino de políticas laborales, protección de datos, políticas de salud y hasta censura de contenidos en Internet. En suma, se trata de un golpe de estado corporativo, como se le ha llamado en Europa, en donde no pocos ciudadanos han salido a las calles para protestar contra lo que consideran un jaque a la democracia. Médicos sin Fronteras ha señalado que este acuerdo pone en peligro el acceso a medicamentos, porque se ha preferido las ganancias de los gigantes de la farmacéutica a la salud de los pobres; y la Electronic Frontier Foundation ha dado la alerta sobre el peligro que el TPP significa para quienes usan Internet como un ejercicio de libertad y democracia. Se trata de dos instituciones de prestigio mundial y a quienes no se les puede acusar de nada; aunque sin duda ahora sufrirán las consecuencias de enfrentarse a quienes controlan el mundo.
Si de verdad fuéramos demócratas, lo que no podríamos perdonar al gobierno de Humala es que haya aprobado el TPP a espaldas de la ciudadanía, y lo que no debiéramos perdonar a la oposición es que sobre este aspecto no diga nada. Cuando el próximo gobierno se haga cargo, vendrán nuevos escándalos, pero el TPP será “un triunfo” que el viejo y nuevo gobierno querrán disputarse.
Mientras tanto seguiremos tapándonos los oídos para que el terremoto no nos deje sordos, mientras las corporaciones transnacionales nos sueltan el techo encima.

*Publicado en el diario Noticias del 20 de octubre de 2015, Arequipa, Perú. En mi columna de opinión denominada Letra Menuda.



12 oct 2015

¿Mendoza sí, izquierda no?

                                                                 Por José Luis Ramos Salinas 

 

El Frente Amplio dio a conocer el sábado pasado el resultado de las elecciones primarias que se llevaron a cabo hace una semana para que sus simpatizantes de manera universal, secreta y libre eligieran a su candidato o candidata presidencial. La ganadora ha resultado ser Verónika Mendoza, quien actualmente ocupa una curul en el Parlamento, y quien estuviera entre los primeros congresistas que dejaron la bancada del nacionalismo en el 2012 (junto con Javier Diez Canseco), luego del viraje de Humala a la derecha.

Pero no nos interesa en este artículo analizar la trayectoria de Mendoza, sino lo que ha significado estas elecciones primarias para la política peruana.

Si alguien saliera a decir que hay gran nerviosismo en el APRA por saber quién será su candidato a la presidencia, sería el hazmerreír general y el propio Alan lo expulsaría del partido. Si alguien dijera lo mismo del fujimorismo y de Keiko, no solo sería la burla nacional sino que el propio Alberto Fujimori convocaría a la dirigencia del partido a la sala de reuniones que tiene en su celda para hacerles saber que él ya decidió dejar el trono a su descendencia. Si pasara algo similar con PPK, no solo sería la broma del mes, sino que habría que cambiar el nombre del partido, el de los militantes que ya no podrían ser pepekausas, o curar por lo sano y buscar algún candidato que se llame Paúl Palacios Kraus. Si fuera el caso de Toledo, habría que cambiar la T del símbolo de Perú Posible; y lo mismo sucedería con Acuña.

Por ello, estas elecciones primarias, independientemente del proyecto político y la ideología del Frente Amplio, de los que podemos discrepar o no, son una lección de ciudadanía y democracia que merece ponderarse, y que debiera ser ejemplo para los otros partidos, algo que, por lo acabado de explicar, les sería imposible de imitar. Más si quien ganó en el Frente Amplio no fue Marco Arana, quien era el favorito y a quien la prensa desde hace más de un año le llama candidato presidencial. Por eso, habla muy bien de él, que de inmediato haya reconocido los resultados, le haya otorgado su respaldo a Mendoza y que partiera de él la solicitud de anular unas mesas en las que iba ganando pero en las que hubo irregularidades.

¿Pero esto significa que los simpatizantes del Frente Amplio hayan preferido una candidata más moderada? De modo alguno. La candidatura de Verónika Mendoza fue apoyada por algunos de los grupos más izquierdistas del Frente Amplio; y Arana recibió el respaldo de algunos sectores moderados. Se eligió entonces una personalidad, una posibilidad de generar empatía con el electorado, alguien que no tuviera que empezar su campaña con todo lo que los medios han dicho en su contra durante años. Mendoza es mejor candidata, pero en mi opinión, no significa un cambio de postura política del Frente Amplio; y eso es saludable para la democracia peruana: la solidez ideológica y no el peligro de transformaciones camaleónicas. Parte de la derecha se ha percatado de esto y por eso se ha dedicado a demostrar el izquierdismo de la ya candidata.

Además, todo esto le da la posibilidad a Marco Arana de ubicarse más a la izquierda dentro del Frente Amplio, de lo que le ha permitido la presión mediática; convertirse en el ancla ideológica que nos asegure que no se permitirá Ollantas ni Nadines en el Frente. Y es que el Perú necesita una agrupación de izquierda radical que permita que este sector entre al juego de la democracia en lugar de verse obligado al griterío y la trifulca en la puerta del estadio.

Tal vez Arana no lo sepa, pero haber perdido las elecciones internas puede que sea su gran oportunidad. Para aprovecharla, debe empezar por pedirles a los periodistas y a sus simpatizantes que dejen de llamarle “padre”, a no ser que su meta sea el arzobispado y no la presidencia.


* Publicado en mi columna Letra Menuda del diario Noticias del 12 de octubre, Arequipa, Perú.

4 oct 2015

De cómo la viveza se convirtió en el antónimo de suicidio*

Por José Luis Ramos Salinas

Varios gobiernos latinoamericanos inician procesos de transformación de sus Estados, el de Venezuela es el que más atención mediática recibe y Hugo Chávez es retratado como el mismísimo demonio.
Es 2006 y en el Perú Ollanta Humala se presenta a la presidencia y de inmediato se le vincula con el presidente venezolano; se le presenta como radical y como chavista y Ollanta no hace mucho para negarlo. Alan García quien participa con un discurso de centro izquierda le gana las elecciones.
El 2011 las oportunidades de Humala son mucho mayores, propone una gran transformación del país que la derecha y los medios de comunicación ven como un intento de convertir al Perú en Venezuela, o por lo menos en la Argentina de los Kirchner, lo tachan de comunista. Pero la población, además de las agrupaciones y partidos de izquierda, lo apoya y logra pasar a la segunda vuelta. Necesita nuevos aliados y nuevas alianzas. Modera, en gran medida, su discurso, logrando que algunos grupos de derecha le den el sí. Son los tiempos de la famosa hoja de ruta con la que gana la presidencia.
Al día siguiente de su triunfo la derecha que es apoyada por los medios de comunicación le empiezan a decir a Ollanta lo que tiene que hacer y con quién formar gobierno. Da la impresión de que gobiernan quienes perdieron las elecciones. Humala cede el ministerio clave de economía y empieza una gran transformación, no del país, sino de su discurso y de sus posturas. Nadine, quien se creía representaba el ala izquierda del nacionalismo, muy rápido cede al glamour del poder y a los elogios de quienes hasta hacía poco eran sus enemigos políticos. Poco después, un grupo de congresistas renuncia al oficialismo y deja libre el camino para que Ollanta vire cada vez más hacia la derecha para contentar a los poderes fácticos y a sus operadores políticos.
Pero la derecha no se siente totalmente complacida y exige más y Ollanta se lo da. La población que votó por él se siente traicionada y de sus aliados originales no va quedando nadie. El papel que el gobierno asumió en el conflicto por el proyecto de Tía María, es la prueba de en quién se convirtió Ollanta, pero también es la evidencia de que la derecha jamás se sentirá satisfecha, que nunca aceptará ni a Nadine ni a Ollanta como parte de los suyos, e inicia una campaña de demolición contra la pareja presidencial. El objetivo es sepultarlos políticamente sin posibilidad de que algún día resuciten con un nuevo discurso de izquierda. Se aprovechan de los indicios de corrupción del gobierno y de los errores políticos que éste comete. Tal vez ahora Ollanta esté empezando a comprender que cuando decidió virar a la derecha luego de ganar las elecciones, en realidad, cometió suicidio.
2015, las intenciones de voto le dan a Keiko Fujimori un apoyo mayor del 30%, es la favorita del electorado y de lejos. Es la representante de la derecha más dura y de los poderes fácticos; y por ello no tiene empacho en elogiar al gobierno mafioso de su padre. Pero eso no le alcanza para ganar las elecciones. Decide entonces aprovechar la tribuna que le brinda la universidad de Harvard para anunciar su giro hacia a la izquierda y elogia a la CVR a cuyos miembros antes llamó terroristas y manifiesta su apoyo a la unión civil y al aborto terapéutico, algo impensable si se tiene en cuenta que ella también representa a los sectores religiosos más conservadores.
¿Keiko está haciendo lo mismo que Ollanta? ¿Si gana las elecciones al día siguiente cederá posiciones a los grupos de izquierda hasta deshacerse de sus aliados de la extrema derecha? Creemos que no, que si la hija del dictador gana las elecciones, al día siguiente desmantelará lo poco que se ha hecho en base al informe de la CVR, que impedirá que se legalice la unión civil y que declarará ilegal el aborto terapéutico o por lo menos hará que sea imposible su aplicación. Un beso de Julio Rosas sellará su retorno al buen camino.
Si lo que Ollanta hizo cuando ganó las elecciones fue suicidio, lo que Keiko intenta es, meramente, una viveza.


* Publicado en mi columna Letra Menuda del diario Noticias del 5 de octubre de 2015, Arequipa, Perú.

1 oct 2015

El Dador de Realidad*


El común de las personas cuando ve una película de terror se asusta, si es romántica suspira y sufre o se alegra con las vicisitudes de los protagonistas, si es un drama no sería extraño que los espectadores derramen lágrimas y sufran con el sufrimiento de los personajes. La cinta podría tener el formato más realista posible o podría ser una animación por computadora y en cualquiera de los casos, el efecto sería el que acabamos de explicar.

El ser humano vive la ficción como si fuera real, para ello, es cierto, pone de su parte. No es que el cine lo engañe, sino que existe una voluntad y una predisposición a asumir lo que se ve en la pantalla como una realidad, realidad ficcional sin duda, pero realidad. Si en esas mentiras se esconden verdades profundas es algo que no vamos a discutir aquí, pero en todo caso ese asunto ya está bien aclarado por Vargas Llosa en su: “La verdad de las mentiras”.

Ahora, imaginemos no una película o una telenovela, o una serie televisiva; sino un noticiero. Si en la ficción hay un compromiso de parte del espectador para sentir como real aquello que sabe de ante mano que no lo es, cuán más intensa será esta actitud si aquello ante lo que está viene con un sello que dice “realidad”.

La realidad “se ve”, también se escucha o se le huele, pero ante todo se le ve. La vista ha ido quitando terreno a nuestros otros sentidos desde el Renacimiento y en la actualidad es casi una reina acompañada de vasallos. Piénsese solo en como el diagnóstico médico ha ido prescindiendo del olfato, del oído y del tacto, para entregarse por completo a la vista. Cada vez son menos los médicos que usan el estetoscopio y prefieren ver un electrocardiograma  o una ecografía, y si todavía queda algún galeno que huela a su paciente debe tratarse de un caso extremadamente excepcional. En el “Ensayo sobre la ceguera”, de Saramago, se narra sin concesiones como hemos creado el mundo a partir de la vista.

La televisión y la fotografía resultan entonces pruebas irrefutables de realidad, aunque cualquier camarógrafo o fotógrafo aficionado sabe que eso no es así. Filmar esto y no aquello, fotografiar en tal ángulo o en tal otro, son en esencia modificaciones de la realidad, por no decir una manipulación de la misma.

Pero por lo que explicábamos en el primer párrafo y por el consentimiento de facto de que los noticieros muestran los hechos tal y como ocurrieron, el ser humano promedio, vive el noticiero cual si estuviera viviendo la realidad. Solía repetirse el dicho “pon los pies en la tierra”, cuando quería pedirse a alguien que dejara de soñar y viviera la realidad, aunque ésta no fuera precisamente halagüeña. Ahora, para igual exhortación habría que decir: “pon los pies en el noticiero”, o “mira noticieros y deja de soñar”.

Hasta aquí nos hemos referido casi exclusivamente al formato televisivo, pero todo lo dicho vale también para la radio o la prensa escrita. Además téngase en cuenta que hoy las radios muestran videos, lo mismo que los periódicos. Para comprobarlo basta entrar a sus páginas Web o a sus cuentas en las denominadas redes sociales. Pero aunque no lo hicieran, lo importante es que aquello que difunden tiene también el sello de “realidad”, un sello que además muy pocos cuestionan. Entonces también se podría decir. “prende la radio y deja de soñar”; o “lee el periódico y pon los pies en la tierra”.

Es cierto que a veces se descubre que aquello que fue presentado como verdad por algún medio de comunicación no lo era, o por lo menos no lo era tanto; pero en esos casos se considera que ha habido una intención dolosa, una voluntad de engañar; porque lo que los medios hacen normalmente, la que es su función por antonomasia, es hacernos vivir la realidad.

Llegamos entonces a la ya vieja pregunta: ¿los medios reflejan la realidad o la crean? Si, junto con Thomas Kuhn y todo el pensamiento posmoderno, coincidimos que la realidad está formada, por lo menos en parte, por la mirada; es decir que la realidad no es un dato a ser aprehendido, sino que se construye a partir de nuestro particular punto de vista; deberemos concluir que los medios no reflejan la realidad aun cuando se esmeren en hacerlo; porque el solo relato (fílmico, auditivo o textual) de la misma, implica un constructo.

Entonces, en una sociedad mediatizada, es decir una sociedad en la que los medios de comunicación tienen una omnipresencia y su influencia llega a todos los aspectos de la vida social, todos y todas terminamos viviendo en una realidad que ha sido creada por los mismos. En una sociedad mediatizada y globalizada, donde un terremoto al otro lado del mundo podemos verlo en tiempo real; donde terminamos conociendo de cerca realidades de latitudes muy lejanas; resulta imposible poner los pies en la tierra, no quedándonos más remedio que ponerlos en las noticias (relatos y por tanto constructos de los hechos noticiosos).

Ya hace mucho que se dijo: “salgo en la televisión luego existo”, y más recientemente “salgo en Internet luego existo”; pero la verdad es que existimos, respiramos, y caminamos, sobre aquello que la televisión, Internet y en general los medios de comunicación han hecho existir.

Pero los medios no son robots, aunque algunos procesos de la fabricación de la noticia ya se han automatizado (hoy en día muchas de las noticias que leemos las han escrito no humanos, sino software), sino que están formados por personas, y estas personas se llaman periodistas. Y a estas alturas de lo dicho ya resulta evidente la enorme importancia social de esa profesión. En un mundo posapocalíptico es probable que haya un “dador de sueños”; pero en el mundo preapocalíptico que vivimos, necesitamos de “dadores de realidad”, y esos son los periodistas.


* Publicado en el diario Noticias del 01 de octubre del 2015, con motivo del Día del Periodista.