Es habitual en el Perú, que toda elección
venga precedida de varias encuestas con las que se mide cómo van las
preferencias. Pero ha sido en esta campaña electoral en la que las empresas
encuestadoras han cruzado los resultados no solo con el sexo, la edad, o el
estrato socio económico, que era lo habitual; sino que está vez, también han
indagado acerca del uso o no de redes sociales.
Así se ha podido establecer si existe alguna
relación entre usar habitualmente Facebook y/o Twitter y la preferencia por un
candidato u otro. Y lo que se ha hallado es realmente importante, pues resulta
que hay candidatos que prácticamente solo tienen respaldo entre quienes son
usuarios de las redes sociales, y otros, en cambio, que ven el apoyo de la ciudadanía
mermado fuertemente en ese sector de la población.
A los primeros, incluso, ya se les ha
apodado: “candidatos de Internet”, mientras que sobre los segundos no ha habido
mayor análisis, pese, a que en mi opinión, este era el asunto que merecía más
atención.
Internet se ha utilizado con fines
políticos desde su aparición, y por ello hay bibliografía muy temprana al
respecto; pero con la llegada de las redes sociales, los paradigmas
correspondientes fueron notoriamente modificados. Se empezó a hablar así de “política
2.0”. A nivel mundial, el caso de la campaña exitosa de Obama en Estados Unidos
se convirtió en el referente de cómo utilizar las redes sociales para impulsar
una candidatura. En el Perú, la anterior campaña presidencial representa el hito
a este respecto, sobre todo, con el trabajo que hicieron los jóvenes
partidarios de Pedro Pablo Kuczynski, quienes se hicieron conocidos como
“ppkausas”.
En la presente campaña, es obvio que
todas las agrupaciones en competencia le dan importancia al trabajo político a
través de las redes sociales, pero algunas lo hacen mejor que otras, y en
algunos casos se deja la tarea a los simpatizantes y partidarios, y en otras, se
contrata a empresas o consultores especializados; pero no es eso lo que nos
interesa analizar, sino escarbar un poco en lo superficial de este particular
fenómeno. Consideramos que analizar esto, nos puede llevar a entender mejor, no
solo el proceso político peruano, sino al país en su conjunto.
Decíamos que hace varios años que los
candidatos hacen campaña en las redes sociales. Ya en las elecciones del 2011
se notó una actividad política intensa en Internet, destacándose los ppkausas.
Pero, resulta sintomático que pese a esto, PPK no lograra pasar a la segunda
vuelta, sino que lo hicieran quienes no le dieron mayor importancia a las redes
sociales: nacionalismo y fujimorismo, y que, además, fueron los más duramente
criticados por estos medios. En el 2011, el uso de las redes sociales, no tenía
carácter determinante.
¿En el 2016 es lo mismo? Keiko es quien
más anti campaña tiene en las redes, y precisamente lidera las preferencias
electorales. En críticas y ataques le sigue Acuña, quien creció notablemente en
la intención de voto. Entonces ¿si los usuarios de las redes no los quieren,
quiénes los apoyan? Es obvio: quienes no usan esta tecnología y que en el Perú
son la mayoría. Así parece que se está creando una especie de clase media
virtual con unas preferencias políticas distintas de lo que se suele llamar el
pueblo, pero que aquí denominaríamos “infopobres”, para seguir el argot que
impone Internet.
Este fenómeno toma un carácter pernicioso
en un país como el nuestro, cuya fragmentación se agrava por la lacra del
racismo y que suele cegarnos hasta el ridículo, como cuando en las redes surgió
un grupo de personas que se veían a sí mismos como “arequipeños de verdad”, y
desde este estatus (falso además) se sentía con el derecho de menospreciar a
quienes eran considerados “inmigrantes ignorantes”. Algo de esto también se vio
el 2011 en los partidarios de PPK que identificaban a los simpatizantes de
Ollanta como “indios brutos”.
Atribuir una preferencia electoral a una supuesta inferioridad proveniente de
una condición étnica es quitar por completo la esencia política a algo que
debiera ser ante todo un asunto de tal naturaleza, y que queda convertido en
racismo puro y ramplón.
Pero nuestro país siempre ha sido
racista, lo novedoso es la incorporación de las tecnologías informáticas en
este contexto.
Así el uso de Internet en el Perú, como
en cualquier otro con profundas diferencias sociales, genera nuevas fracturas,
entre quienes tienen acceso a esta tecnología y entre quienes no, al extremo de
que existen “candidatos de Internet”, que están destinados a perder “porque hay
mucho cholo desconectado en el Perú”.
*Publicado en el diario La Exitosa, Arequipa, Perú, en dos entregas: el 16 y el 23 de enero de 2016.
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