Por José Luis Ramos Salinas
Varios gobiernos latinoamericanos inician procesos de transformación de
sus Estados, el de Venezuela es el que más atención mediática recibe y Hugo
Chávez es retratado como el mismísimo demonio.
Es 2006 y en el Perú Ollanta Humala se presenta a la presidencia y de
inmediato se le vincula con el presidente venezolano; se le presenta como
radical y como chavista y Ollanta no hace mucho para negarlo. Alan García quien
participa con un discurso de centro izquierda le gana las elecciones.
El 2011 las oportunidades de Humala son mucho mayores, propone una gran
transformación del país que la derecha y los medios de comunicación ven como un
intento de convertir al Perú en Venezuela, o por lo menos en la Argentina de
los Kirchner, lo tachan de comunista. Pero la población, además de las
agrupaciones y partidos de izquierda, lo apoya y logra pasar a la segunda
vuelta. Necesita nuevos aliados y nuevas alianzas. Modera, en gran medida, su
discurso, logrando que algunos grupos de derecha le den el sí. Son los tiempos
de la famosa hoja de ruta con la que gana la presidencia.
Al día siguiente de su triunfo la derecha que es apoyada por los medios
de comunicación le empiezan a decir a Ollanta lo que tiene que hacer y con
quién formar gobierno. Da la impresión de que gobiernan quienes perdieron las
elecciones. Humala cede el ministerio clave de economía y empieza una gran
transformación, no del país, sino de su discurso y de sus posturas. Nadine, quien
se creía representaba el ala izquierda del nacionalismo, muy rápido cede al
glamour del poder y a los elogios de quienes hasta hacía poco eran sus enemigos
políticos. Poco después, un grupo de congresistas renuncia al oficialismo y
deja libre el camino para que Ollanta vire cada vez más hacia la derecha para
contentar a los poderes fácticos y a sus operadores políticos.
Pero la derecha no se siente totalmente complacida y exige más y
Ollanta se lo da. La población que votó por él se siente traicionada y de sus
aliados originales no va quedando nadie. El papel que el gobierno asumió en el
conflicto por el proyecto de Tía María, es la prueba de en quién se convirtió
Ollanta, pero también es la evidencia de que la derecha jamás se sentirá satisfecha,
que nunca aceptará ni a Nadine ni a Ollanta como parte de los suyos, e inicia
una campaña de demolición contra la pareja presidencial. El objetivo es
sepultarlos políticamente sin posibilidad de que algún día resuciten con un
nuevo discurso de izquierda. Se aprovechan de los indicios de corrupción del
gobierno y de los errores políticos que éste comete. Tal vez ahora Ollanta esté
empezando a comprender que cuando decidió virar a la derecha luego de ganar las
elecciones, en realidad, cometió suicidio.
2015, las intenciones de voto le dan a Keiko Fujimori un apoyo mayor
del 30%, es la favorita del electorado y de lejos. Es la representante de la
derecha más dura y de los poderes fácticos; y por ello no tiene empacho en
elogiar al gobierno mafioso de su padre. Pero eso no le alcanza para ganar las
elecciones. Decide entonces aprovechar la tribuna que le brinda la universidad
de Harvard para anunciar su giro hacia a la izquierda y elogia a la CVR a cuyos
miembros antes llamó terroristas y manifiesta su apoyo a la unión civil y al
aborto terapéutico, algo impensable si se tiene en cuenta que ella también
representa a los sectores religiosos más conservadores.
¿Keiko está haciendo lo mismo que Ollanta? ¿Si gana las elecciones al
día siguiente cederá posiciones a los grupos de izquierda hasta deshacerse de
sus aliados de la extrema derecha? Creemos que no, que si la hija del dictador
gana las elecciones, al día siguiente desmantelará lo poco que se ha hecho en
base al informe de la CVR, que impedirá que se legalice la unión civil y que
declarará ilegal el aborto terapéutico o por lo menos hará que sea imposible su
aplicación. Un beso de Julio Rosas sellará su retorno al buen camino.
Si lo que Ollanta hizo cuando ganó las elecciones fue suicidio, lo que
Keiko intenta es, meramente, una viveza.
* Publicado en mi columna Letra Menuda del diario Noticias del 5 de octubre de 2015, Arequipa, Perú.
1 comentario:
mmm sí, creo que Ollanta no fue consecuente, que cambio de postura; la izquierda solo fue su caballito de troya y Keiko tiene un nada despreciable números de votos, mmmm que hacer en este escenario? .Como futura votante que opciones tengo?.
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