28 abr 2009

La estereotipia en el cine peruano

La estereotipia en el cine peruano. El caso de la película “Gregorio” del grupo “Chaski”*

Por José Luis Ramos Salinas
ramosdesal@yahoo.com

1. Introducción.
Las recurrentes frases "un país sin cine es un país sin rostro", o "un país sin cine es un país invisible" no sólo muestran la importancia de la actividad fílmica, sino también y sobre todo la importancia del resultado de esa actividad, del cine como producto, del objeto película, que es al fin y al cabo el rostro del país, su parte visible.
De lo anotado en el párrafo anterior se puede deducir fácilmente que el cine no hace visible per se la complejidad integral de la problemática de un país. El rostro hecho visible puede ser sólo una máscara o una caricatura o finalmente el rostro, pero simplemente el rostro obviando el tronco y las extremidades de insoslayable importancia para una comprensión integral de la problemática nacional.
¿Las películas peruanas son el rostro del Perú? La respuesta a esta pregunta resulta de singular importancia en países como el nuestro formado por todas las sangres. ¿Qué sangres ha hecho visibles el cine peruano en desmedro de qué otras? ¿Qué parte de nuestra problemática es la que ha hecho visible nuestra cinematografía? La búsqueda de las respuestas a estas interrogantes es lo que ha motivado la presente investigación, pero semejante objetivo está fuera del alcance de nuestros medios. Por ello nos hemos limitado a “Gregorio”, una película de gran aceptación popular, también llevada al vídeo y a la televisión; producida por el grupo “Chaski”.
Pero la importancia de nuestra investigación no sólo se debe a las razones sociológicas anteriormente expuestas sino también a razones estrictamente académicas, ya que como señala Giancarlo Carbone (Contratexto, N.9, 1996) "la relación entre el cine nacional y la historia del Perú sigue siendo un terreno bastante inexplorado, incógnito y desatendido por los investigadores nacionales". Nuestro trabajo quiere aliviar en algo esta insuficiencia y descubrir cual es el rostro nacional que nuestro cine ha mostrado en uno de los períodos más convulsos de la historia Republicana.

2. Hipótesis Provisionales
Creemos que las anotadas no sólo valen para “Gregorio”, sino para muchas otras películas, sobre todo las producidas en la década del 80.
* El cine peruano del período señalado, lejos de querer servir de entretenimiento, ha intentado interpretar - o cuanto menos reflejar- la realidad social de la época.
* La interpretación de la realidad social que ha hecho el cine nacional ha correspondido al pensamiento sociológico “de moda” de ese momento. Es decir que no ha aportado nada teóricamente.
* El cine nacional ha preferido enfocar al problema social como concepto general más que como implicancia específica en un determinado individuo. La masa es la protagonista sociológicamente hablando, el individuo es accesorio. Se ha preferido crear un cine sociológico a un cine de arte.
* El mensaje sociológico de la mayoría de películas peruanas peca de obvio.

3. Análisis de la película “Gregorio”
Ficha Técnica
Director: Grupo Chaski (Fernando Espinoza, Stefan Kaspar, Alejandro Legaspi).
Guión: María Barea, Fernando Espinoza, Stefan Kaspar, Alejandro Legaspi, Susana Pastor. Productor: Grupo Chaski, María Barea.
Fotografía: Alejandro Legaspi
Música: Arturo Ruiz del Pozo
Edición: Grupo Chaski
Estreno: 7 de marzo de 1985

Reseña:
El Grupo Chaski.- Integrado por Fernando Espinoza (Perú, 1942), Alejandro Legaspi (Uruguay, 1948), Stefan Kaspar (Suiza, 1948), Rene Weber, Oswaldo Carpio, María Barea, Susana Pastor entre otros. Se dio a conocer en 1982 con el mediometraje "Miss Universo en el Perú" donde exhibiendo "las lacras nacionales dispuestas como un mosaico, denunciaba la indolencia de los gobernantes, la capacidad de la televisión para influir y modelar la conciencia colectiva (tema también tratado en "Reportaje a la Muerte" y en "Todos Somos Estrellas"), la aparatosa cursilería de una ceremonia transplantada al Perú, con toda su ostentación de cartón piedra, desde algún auditorio de Florida". (Bedoya, Ricardo, 1992)
El Grupo Chaski se preocupó por distribuir films no sólo suyos ni sólo nacionales en las zonas deprimidas del país. "Retratos de Supervivencia" fue una de sus series de cortos que más destacaron. En ella se registra las imaginativas y a veces dolorosas formas que utilizan los peruanos para sobrevivir en la década del 80, en medio de una espantosa crisis económica y una violencia generalizada.

Gregorio (1985): En esta película las responsabilidades en el rodaje fueron distribuidas de la siguiente forma: Legaspi tuvo a su cargo la dirección técnica, Kaspar se encargó de la dirección de producción, y Espinoza de la de los actores. El papel de Gregorio fue encarnado por Marino León de la Torre.
La ubicación tempo espacial de la cinta es la Lima de los 80.

El referente
La intención de abordar un problema social en esta película del Grupo Chaski resulta sumamente obvia. Pero lo que no resulta tan obvio es que el problema social que aparentemente se aborda (los sufrimientos y peripecias que debe pasar Gregorio, un niño migrante, en la ciudad de Lima para adaptarse a ese nuevo mundo que se le presenta hostil y amenazador) es prácticamente sólo una excusa para abordar otro problema: la contradicción entre la cultura occidental y la andina.

El Guion Literario
La historia en su eje central no recurre a matáforas para ilustrar la dramática situación que viven los niños migrantes en Lima. Pero este referente directo sirve de metáfora a una problemática mucho mayor: la contradicción entre dos culturas, la citadina y la rural (la occidental y la andina), que en la película aparecen excluyentes y cargadas de contravalores y valores respectivamente.
En la película la ciudad está representada por (en orden de aparición) acinamiento, soledad, ruido, inmovilidad, castellano, trabajo infantil, contaminación, estratificación social, niños abandonados, disputas, explotación, robos, enfermedad, desocupación, problemas de vivienda, engaño, desierto, represión, muerte, traición, sacrificio, violencia, aculturación, vitrinas, luces, infidelidad, tecnología, falta de respeto, pornografía, droga, alcoholismo, mendicidad, lujuria, golosinas, deserción escolar, y decepción. Todos estos datos pertenecen a la realidad del film, donde aparecen en imágenes o como narración de un hecho cierto. Hemos obviado las distintas representaciones mentales que algunos de los personajes se hacen de la ciudad porque o son similares a las ya anotadas o las refuerzan por medio de la desilusión posterior.
Veamos ahora la visión del campo que nos ofrece esta cinta: Movimiento, naturaleza pura, quechua, comunión con la naturaleza, respeto, libertad, pobreza, sacrificio, lucha, necesidad, tradición, música, magia, amistad, borrachera, hambre, ausencia de oportunidades.
Como vemos, la sola lectura de las dos listas anteriores nos pone en autos de la visión que del mundo citadino y rural tienen los realizadores de "Gregorio": Una idealización de lo andino y una satanización de lo occidental, y no sólo como forma de vida sino como cosmovisión, como cultura.
Por ello en el ande se habla quechua y en la ciudad castellano (Juaquín le dice a su esposa cuando llega a Lima "Acá no vas a estar hablando quechua. Nadie te va a entender!").
Un mayor análisis nos permitirá determinar hasta donde llega este maniqueísmo en la cinta.
Observemos como los realizadores han puesto especial atención en darle un valor negativo a aspectos citadinos que usualmente aparecen en el imaginario colectivo como positivos. Nos estamos refiriendo a las luces, las vitrinas, la tecnología y las golosinas.
La belleza de las luces de colores en la película está desacentuada por la artificialidad con que son presentadas al enfrentarlas con la miseria de Gregorio y los otros niños. Similar recurso es utilizado para descalificar a los escaparates de las grandes tiendas comerciales miraflorinas que son presentadas llenas de hermosos maniquíes vestidos con smoking ante los dientes chuecos y pobreza de Gregorio. La tecnología en la cinta no aparece como una valiosa ayuda para el desarrollo de la sociedad, sino como perniciosa y corruptora del ser humano. Los vídeo juegos cargados de violencia donde Gregorio malgasta su dinero; el cine que proyecta pornografía y macabros asesinatos; y los juegos mecánicos que sirven de escenario de un robo. Y finalmente, Gregorio accede a las golosinas, tan importantes en el universo infantil, primero con el dinero que tanta falta le hace a su madre y luego con el botín del robo.
Por otro lado el Grupo Chaski le da un tratamiento distinto a lo problemático de la vida del campo vistiéndolo o enmascarándolo para que pierda gran parte de su carga negativa ante los ojos del espectador.
Así por ejemplo lo sacrificado del trabajo en el campo aparece como un logro de la lucha contra el hacendado, el sudor ya no es para el beneficio ajeno, gracias a la lucha todo sacrificio es ofrecido a la familia, a la descendencia, al futuro: el sufrimiento ha sido exorcizado. La pobreza, necesidad y hambre rural son muy distintas de las urbanas, las últimas conllevan humillación, las primeras humildad. La borrachera en el campo aparece como parte de la tradición, ligada a las fiestas del pueblo, no deshumaniza, no enajena, llama a la risa. Finalmente, la ausencia de oportunidades en el campo cumple en la película la misión de la manzana en el paraíso, es el anzuelo de la ciudad, del infierno; el campesino que cede a la tentación perderá para siempre la inocencia, su andinidad.
Por otro lado en las historias secundarias y sobre todo en una serie de datos desperdigados a lo largo de toda la cinta se pueden leer las intenciones de los autores de reforzar la visión "realista" de la cinta.
Realismo distorsionado por un maniqueísmo que se hace evidente en la manera de mostrar lo negativo de la ciudad y lo positivo del campo, como ya hemos anotado.
Gregorio es un niño oriundo de un pequeño pueblo serrano que junto con su madre llega a Lima en donde los espera su padre quien emigró hace ya algún tiempo. En la gran ciudad Gregorio debe trabajar de lustrabotas para ayudar a sostener a su familia. Y luego de un pequeño enfrentamiento contra otros niños por la posesión de una plaza se integrará a este grupo de pequeños que viven en completo abandono y que hacen de todo, inclusive robar, por sobrevivir.
Así Gregorio perderá la imagen de hijo ideal que tenía hasta ese entonces participando primero con timidez y luego con desenvoltura en las actividades delictuosas de la pandilla. Pero el paso de la inocencia rural a la sordidez citadina no se debe sólo a las malas influencias sino y sobre todo a la muerte de su padre (presentada en la película, prácticamente como un asesinato por parte del mundo hostil de la ciudad) y la pérdida de la pureza de su madre quien ha encontrado una nueva pareja, tras la muerte de su esposo.
Gregorio regresará a casa cada vez más tarde y con menos dinero, preferirá comer "porquerías" (fast food) al almuerzo familiar, ir al cine a ver películas pornográficas y de acción al más puro estilo holliwoodense, se drogará, participará de robos y luego robará el botín a su propia banda, lo que le acarreará su expulsión.
Pero este suceso merece más atención, ya que si bien es el robo del botín lo que causa la discusión entre Gregorio y sus amigos, no es precisamente este hecho el que motiva en última instancia su expulsión. El detonante es la pelea a golpes que sostiene Gregorio con sus compinches ante la alusión que uno de ellos hace de su madre: "si quieres plata que putee tu mamá pue huevón". Y es que los realizadores de este film no quisieron contaminar del todo a Gregorio, por ello se le expulsa del grupo con las palabras "no sirves para esto, quítate oe".
Antes de que Gregorio regrese a ser el de antes se gastará el dinero robado (su madre no quiso recibirlo) en comida y diversión durante dos días. El paso obligado por el purgatorio antes de retornar al hogar. Pero nosotros no conoceremos al Gregorio dispendiador más que por su palabra, un recurso muy poco cinematográfico de evitar mediante el tono de confesión de travesura infantil cualquier posibilidad de un mayor deterioro de la imagen de nuestro protagonista ante el espectador.
Veamos ahora la historia del padre de Gregorio. Jacinto más que como un campesino aparece en la película como un hijo de campesino, este dato tiene relevancia en el film, pues lo presenta como un trabajador familiar y no como un propietario aunque sea de una cantidad mínima de tierras.
Su hermano menor es el heredero de todo le explica Jacinto a su amigo antes de emigrar. Es decir, que Jacinto no es sólo el típico migrante que llega a la ciudad en busca de una mejora en su calidad de vida, sino que prácticamente sale expulsado de su lugar de origen, del paraíso. Si se queda jamás podrá progresar.
El período de tiempo que el padre de Gregorio permanece solo en Lima consiguiendo los medios que hagan posible traer a la capital a su familia no está presente de manera explícita en la película. Pero es obvio que no termina lustrando zapatos como le vaticinó el abuelo (la profecía se cumpliría más tarde en Gregorio), sino consiguiendo un trabajo de albañil y de cuidante que le permiten traer a su familia a su lado.
Su estada en la capital, relativamente corta, ya ha operado algunos cambios en su modo de vivir. Se viste diferente y le pide a su esposa que no hable en quechua. Pero los realizadores del film con una visión paternalista se niegan a presentar a Jacinto como un aculturado, como un traidor a su origen, prefieren presentarlo como víctima y convertirán a la ciudad en su asesina.
Es Gregorio quien nos cuenta acerca de la enfermedad de su padre y acerca de sus causas. Hubiera sido más dramático (y más cinematográfico) verlo que oírlo, pero dado que la historia de Jacinto no es la principal no se hubiera podido abundar visualmente en los orígenes de su enfermedad, en otras palabras no se hubiera podido dejar bien en claro que fue la ciudad la que mató al padre de Gregorio, así que los realizadores han preferido que sea la inocencia de un niño la que nos lo cuente, para que no quede duda alguna.
Juana, la madre de Gregorio, juega un papel clave en la película. Es en ella donde se va a ser visible el efecto "pernicioso" de la ciudad. En su primera aparición se muestra insegura, pero resignada, con respecto a la idea de su esposo de dejar su pueblo para ir a vivir en Lima. Luego aparecerá en la capital totalmente vestida con ropas típicas y cargando a su hijo menor en la espalda con una lliclla. Para confirmar completamente su aún estado puro le habla a su esposo en quechua. Después debido a su despido, Jacinto quiere regresar a su pueblo, pero una Juana que ya no lleva pollera le sale al frente para humillarlo, para exigir que la familia participe en una invasión de tierras que les dé la oportunidad de permanecer en Lima. Esa es la única opción, dice, para que sus hijos sean "alguien", para que no sean como su padre.
Finalmente las duras condiciones a las que se ven sometidos en los primeros días de la invasión matarán a Jacinto. Una vez instalados en Villa el Salvador, Juana hará amistad con los vecinos y disminuye la atención que le presta a Gregorio. De su aspecto andino casi ya no le queda nada. Gregorio empieza a mentirle y desobedecerle. Su desmitificación final ante su hijo será pronto: Su amigo toca la puerta de muy noche. Juana abrirá y sólo se escuchan susurros, momentos antes la madre de Gregorio se soltó el pelo. Es el fin de su trenza, de su andinidad. En adelante lucirá una cola y perderá el control sobre su hijo.
Entender la historia de Juana como la de una mujer que se ha dejado absorber por los cantos de sirena de la ciudad, al punto de provocar la muerte de su esposo y que su hijo se convierta casi en un delincuente corresponde a una lógica demasiado mecánica y simplista, pero parece que esa era la intención de los autores del film.
Veamos ahora las historias de los amigos de Gregorio: Todos han huido de sus casas, aunque por diferentes motivos (expulsión del colegio, alcoholismo y maltrato de los padres), se han unido para poder sobrevivir, para enfrentarse a la bestia con un millón de cabezas. Pero mucho más que al Esteban del famoso cuento de Congrains se parecen a Pedro, al timador. Sin embargo, están todavía muy lejos de los pirañitas de los 90.
Estos niños viven en un ómnibus abandonado en un arenal y trabajan como cómicos ambulantes para poder sobrevivir. Paralelamente son carteristas, pues tienen que mantener sus "lujos": Les gusta jugar pimbol, comer golosinas, ir al cine, tomar cerveza y fumar droga. Pero no se piense que en la película aparecen como delincuentes avezados, son especies de Robinhoods que entregan el botín a los pobres, sólo que en este caso los indigentes beneficiados son ellos mismos.
Esto está evidenciado en la escena del niño que finge haberse robado un pan del desayuno. Luego de la discusión otro le dice: "Uno no roba por gusto, uno roba por necesidad, no sabes ni robar, idiota!". Otra de las características que comparten estos niños con el habitante de los bosques de Sherwood es la vida en comunidad (una posible alusión a la vida andina) que han adoptado, que es en última instancia la otra cara de la doble moral que rige sus vidas, la prueba que aún no han sucumbido totalmente en la sordidez de Lima.
El maestro Martínez, aunque de aparición fugaz en la cinta juega un rol bastante importante. Jacinto le llama su hermano de juramento y aparentemente es él quien le consiguió el trabajo como cuidante, y con ello, el alojamiento. Pero después el padre de Gregorio es despedido, contrariamente a las promesas de Martínez, quien le propone que participe en la invasión de tierras con el trágico desenlace que ya hemos señalado. Entonces, hará su última aparición en el velorio, marchándose sin responder a la pregunta de Gregorio: "¿Cuándo vuelve?" Y es que Martínez es muy citadino, está muy lejos de merecer el título de "hermano de juramento", de "compadre". Jacinto confiaba en él: "Cualquier cosa preguntan al Maestro Martínez", pero cuando más se le necesitó, respondió con su silencio. La ciudad consumó su traición.
La escena del profesor explicándole a Gregorio y sus compañeros como es la vida en la ciudad, también merece mencionarse. El maestro quien habla en un castellano obviamente aprendido como segunda lengua añade a la descripción física de Lima una apreciación subjetiva de mucha importancia en la película. El profesor afirma que la capital no es como el pueblo en donde vive la familia de Gregorio. En Lima, dice, ya no hay espacio, las casas tienen que crecer para arriba y como consecuencia de ello hay una incomunicación hasta entre vecinos. Es decir, la ciudad es, en sí misma, generadora de relaciones deshumanizadas.
Como podemos apreciar de todas las historias descritas "Gregorio" en última instancia muestra maníqueamente las contradicciones entre la nobleza de la vida rural y sus habitantes y lo sórdido de la citadina con su poder corruptor.

*El presente trabajo fue escrito en 1997 y publicado en monografías.com Recientemente la profesora de literatura comparada, Sophia A. McClennen, de la Pennsylvania State University, lo consideró como fuente para su trabajo "The theory and practice of the Peruvian Grupo Chaski", que se publicó en la revista "JUMP CUT A REVIEW OF CONTEMPORARY MEDIA".