20 mar 2014

EL NEO MACHISMO O LAS NUEVAS ESTRATEGIAS DE SUMISIÓN CONTRA LAS MUJERES*

Por José Luis Ramos Salinas

Lo primero que debo hacer es pedir disculpas por ocuparme de este tema, y debo hacerlo por mi condición de varón, pues son las mujeres quienes deben hablar de sus problemas y deben hacerlo con propia voz: no sería la primera vez que alguien, desde una posición de pretendida superioridad, intente reclamar por la condición de inferioridad a la que pretenden ser sometidas las personas a las que aparentemente intenta defender. Ha pasado con las poblaciones indígenas y sin duda también con las mujeres. De hecho los movimientos feministas se cuidaron muy bien durante décadas de no ser infiltrados por varones.
Pero si me atrevo a inmiscuirme en estos temas es por dos razones, la primera porque el feminismo hace ya buen tiempo que ha derivado en lo que se ha denominado teoría de género, que no es otra cosa, sino una particular forma de entender e interpretar la realidad social, en otras palabras es, como su nombre lo dice, una teoría. Y cualquier persona puede abrazar una teoría cualquiera, independientemente de su sexo. Por tanto puede haber varones que postulen, defiendan y se suscriban a los principales postulados de la teoría de género. Pero en segundo lugar, y esto es lo que me parece más importante, es que estoy convencido que el machismo no es algo que perjudique únicamente a las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto, por tanto luchar contra el mismo, no es luchar solamente por una mejor condición de la mitad de la población mundial, sino que es luchar por un mundo mejor para todas y todos. El machismo genera una condición de inequidad marcada por la marginación, explotación y exclusión que termina perjudicando no solo a las mujeres sino a la sociedad en su conjunto, incluidos los hombres, machistas y todo.
Aclarado esto, quiero hablar sobre lo que llamo neo machismo, es decir, las nuevas estrategias de control que empiezan a aplicarse contra las mujeres que ya no están dispuestas a ser sometidas. Es decir, el neo machismo está dirigido contra quienes no están dispuestas a soportarlo. ¿Cómo hacer para que el machismo se imponga en medio de tanta oposición? Parece ser la pregunta que se resolvió hace ya un tiempo considerable. Y la respuesta fue: con un machismo que no parezca machismo, con un machismo que se niegue a sí mismo.
De esta manera encontrar discursos machistas, sobre todo en ciertos sectores sociales, es ya muy difícil. Lejanos han quedado los tiempos en que un candidato a la alcaldía de Arequipa podía decir en la radio que las mujeres solo servían para la cocina y la cama; pero si bien no se pronuncian semejantes estupideces, no quiere decir que no se las piense. Entonces hablamos de un machismo soterrado.
Vayamos a un ejemplo para entendernos mejor: en el machismo tradicional y desembozado el marido llegaba a la casa gritando que ya llegó y que le sirvan la comida y que ¡ay! de la esposa si ésta no era de su agrado. Ahora, el marido llega y melodiosamente pronuncia la siguiente oración: “mi reina, ya llegué, sírveme la comida”; el antes rey ahora declara que es su esposa la reina, pero de entrada ya tenemos una seria contradicción: las reinas no atienden a los súbditos. Llamar reina a la esclava para asegurar su esclavitud es parte de lo que estamos llamando neo machismo.
La sociología lo explica muy bien con la categoría de hegemonía. Este concepto se refiere a la dominación que se ejerce sobre un grupo social convenciendo al mismo de que no está sometido o que en todo caso esa condición de sumisión es lo que más le conviene.
De la primera parte del concepto salen ejemplos como el indicado u otros como que el marido se ofrece a ayudar con las tareas del hogar o con el cuidado de los hijos. Allí el truco está en el uso del verbo “ayudar”, pues implica que el hogar y los niños son una obligación de la mujer y que el esposo en un acto magnánimo colabora con ella; cuando en realidad ese hogar y esos niños son parte también de la obligación de quien vive allí y de quien es el padre.
La segunda parte del concepto, el de que la sumisión les conviene a los sometidos, va relacionada a la otra cara del neo machismo, que es su cariz religioso. Ha surgido con mucha fuerza en los últimos años la idea de que los postulados del feminismo contradicen el mandato divino, es decir que en la sociedad que pensó Dios nunca se propuso una situación de equidad entre varones y mujeres, sino que guardó para éstas últimas una posición de entrega y sacrificio por el bien del esposo y los hijos, y su propia negación como sujeto de derecho a una superación personal. Esta misión suicida se disfraza muy bien con un discurso de defensa de los valores tradicionales de la familia nuclear. Están en esta tarea, los sectores ultra conservadores no solo de la iglesia católica, sino también de todas las otras iglesias.

La suma de ambas cosas, el machismo disfrazado de no machismo, y el machismo entendido como mandato divino generan una situación de hegemonía tal, que es expresada en diversos productos culturales como programas de televisión, canciones, etc. que se difunden sin advertir su terrible efecto nocivo. Y con esto terminamos, ¿quién no ha oído esa pegajosa canción que en su estribillo dice “te compro a tu novia”?, y luego suelta una serie de frases que atentan todas ellas contra la dignidad de la mujer. Cuando la ponen en una fiesta, la reacción normal sería que las  mujeres destruyan el local o por lo menos obliguen al disyóquey a retirar de inmediato ese tema, pero lo que ocurre es que salen a bailar. Esa es la hegemonía de la que hablábamos. ¿Podemos imaginar que los judíos bailen algún tema pronazi? ¿Qué la comunidad afroamericana se ponga a cantar que los negros son objetos de compra y venta? Tal vez no hayamos avanzado tanto contra el machismo como creemos.

*Artículo leído en radio Yaraví el 20 de marzo de 2014 y escrito en base a la charla conferida en la actividad "Enfoque de Género", organizada por la Defensoría del Pueblo de Arequipa, el día 17 de marzo.

11 mar 2014

LA PRIMERA DAMA Y EL VAGABUNDO*

Por José Luis Ramos Salinas

Luego de los últimos cambios en el gabinete tras la renuncia del Premier César Villanueva se ha profundizado el debate en torno al papel que juega la primera dama dentro de la conducción del gobierno, al punto que un obscuro congresista fujimorista de apellido Becerril ha pedido la vacancia de Ollanta Humala por dejar que sea su esposa quien gobierne al país.
La figura de primera dama no tiene un sustento justificable en una democracia real, pues el cargo no implica responsabilidades políticas asumidas por elección o por designación, sino simplemente por el vínculo matrimonial que existe con quien ha sido elegido presidente, y se supone que nadie se casa para ser primera dama, sino por razones sentimentales que no tienen por qué derivar luego en algún ejercicio de poder.
La mentalidad conservadora, que ve en la familia nuclear un valor social fundamental, es lo único que sostiene la idea de que la esposa del presidente es una especie de súper mamá del país que debe atender a los más necesitados. Por ello, suelen ocuparse de algunos de los programas sociales de los gobiernos de turno; así Violeta Correa de Belaúnde, apoyó la creación de lo que entonces se llamaban cocinas populares y centros comunales; Pilar Nores de García, presidió la Fundación por los Niños del Perú, e impulsó los clubes de madres; Susana Higuchi ocupó un puesto similar hasta que fue reemplazada por su hija Keiko que a las responsabilidades mencionadas añadió la de la Fundación Peruana Cardioinfantil. Quizá la excepción fue Eliane Karp, ya que además de presidir la asistencial Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, tuvo un permanente protagonismo político y una actitud confrontacional para con los críticos del gobierno de su esposo. Pero es Nadine Heredia quien se distingue claramente de sus antecesoras, pues es evidente que su opinión pesa mucho en las más altas jerarquías del gobierno de Ollanta Humala, hasta el punto que no son pocos quienes afirman que es ella quien realmente conduce al país.
La pregunta es: ¿Es por su condición de esposa de Ollanta que Heredia tiene tanto poder? En mi opinión, la respuesta es no. Si bien es innegable que su vínculo matrimonial tiene un peso, no hay que olvidar que Nadine ha tenido siempre un primerísimo papel en los proyectos políticos que ha encabezado su esposo, con el Partido Nacionalista primero y ahora con la alianza Gana Perú. En otras palabras, ella es una alta dirigente del partido en el poder. Si eso es así, ¿puede ser censurable su injerencia en el gobierno? Absolutamente no. Imaginemos que Jorge del Castillo alguna vez es presidente, ¿podría criticarse a Alan García por influir en las decisiones de éste? Por supuesto que no.
Pero la situación no es tan simple, porque las cosas serían como las acabo de explicar si las elecciones fueran una competencia entre partidos que proponen diversos proyectos políticos basados en una ideología determinada. Lamentablemente, no es así. Las elecciones son una competencia entre personas que prometen un conjunto de cosas y que a través de una estrategia de marketing se hacen con el apoyo de la ciudadanía. Entonces, quien ganó el proceso electoral presidencial pasado no fue el proyecto político del Partido Nacionalista, sino la persona de Ollanta Humala. Si es él quien ganó y no su partido, entonces tiene que verse como antidemocrático que cualquier otra persona sin mandato popular pueda influir de forma determinante en las acciones del gobierno. En otras palabras, lo que las críticas a Nadine Heredia demuestran, no es una injerencia indebida de la mal llamada primera dama, sino la crisis del sistema político que deriva en una democracia precaria en la que es muy fácil que terminen gobernando quienes no ganaron las elecciones. En el caso que comentamos no es tan grave, porque al fin y al cabo, Ollanta y Heredia representan al mismo proyecto político; pero en el segundo gobierno de García, por ejemplo, terminaron de ministros quienes perdieron las elecciones, como Ántero Flores, que pertenecía a quien el líder aprista llamó la opción de los ricos y que fue finalmente derrotada en las urnas. ¿Para qué votamos si finalmente se aplica el plan de gobierno de los que pierden?, podríamos decir lamentándonos de nuestra frágil institucionalidad democrática.
Pero regresemos a Nadine a quien las encuestas le otorgan el doble de aceptación que a su esposo. Es evidente sus ganas de meterse en política, que no son de hace tres años, y es evidente también que tiene dotes para esos menesteres; por lo que lo más saludable sería que se deshaga del mote de primera dama y se declare como lo que es, presidenta del Partido Nacionalista Peruano, que es quien lidera la alianza política actualmente en el poder. Así, sería evidente que una posible candidatura suya se debería no a su condición de esposa de Ollanta sino a su trayectoria política dentro del partido que fundó. Y si ganara, le exigiríamos, por supuesto, que no tuviera un primer damo y que mantuviera a raya una posible intromisión de su esposo, quien podría dedicarse a vagar por el mundo dando conferencias, oficio muy común y bien remunerado de los expresidentes de países del tercer mundo.

* Artículo leído a través de Radio Yaraví el 6 de marzo de 2014


2 mar 2014

Los outsiders de los outsiders*

Por José Luis Ramos Salinas

Es evidente que la campaña ya empezó para las elecciones municipales y regionales que se llevarán a cabo recién en octubre. Sin duda, que algunos candidatos se hayan lanzado a la arena electoral, incluso hace un mes, motivó que el resto, por el temor a quedarse rezagado, también empezara a salir a los medios o invertir en propaganda. Los rostros desconocidos se mezclan con quienes van a la reelección y quienes postulan por segunda o tercera vez.
Pero, aunque aún parece temprano, la evidencia es suficiente para estar seguros que estas elecciones no diferirán de las que venimos siendo testigos desde hace más de una década. Es decir, se tratará de una competencia de estrategias de marketing, donde quien posicione una mejor imagen se hará con el poder distrital, provincial o regional. Ni esperanza de que estas elecciones tengan un cariz verdaderamente político, ni soñar, que haya un debate ideológico.
En estas condiciones, se habla de candidatos tradicionales, y de la posibilidad de que aparezca un outsider que pueda competir con éxito en las plazas más disputadas.
Por ello, es necesario recordar cuál es el significado de la palabra outsider. Con este término se designa a quien no pertenece al sistema político y logra vencer las candidaturas de quienes forman parte de él. ¿Y quiénes conforman el sistema político? Los partidos políticos con trayectoria histórica reconocida. Entonces, si pensamos en nuestras actuales autoridades, tendremos que coincidir en que todos ellos son outsiders, desde Juan Manuel Guillén hasta el alcalde del distrito más pequeño de Arequipa, independientemente de si algunos de ellos vienen ejerciendo un cargo político desde hace varios periodos. Por eso, cuando alguien pide un outsider, en realidad está solicitando un outsider de los outsiders.
Si el outsider se caracteriza por estar fuera del sistema político, ¿cuál sería lo que define a un outsider de los outsiders? Probablemente que nunca ha ejercido cargo público ni tampoco haya postulado alguna vez. Es decir, un perfecto desconocido. Los actuales outsider, se ganaron una imagen fuera del sistema político, Juan Manuel Guillén como rector de la UNSA, Alfredo Zegarra como decano del Colegio Médico, por ejemplo. Ahora, no tenemos nada de eso; no hay un personaje en Arequipa, fuera del sistema político, cuyo prestigio sea lo suficientemente alto como para convertirse en un candidato con posibilidades de ganar. Entonces, de dónde provendrían los outsiders de los outsiders. Sencillamente de sueños personales más o menos disparatados, de riquezas económicas importantes, o de una casualidad como que no había a nadie más a quien poner. En otras palabras, la presencia de estos nuevos outsider empobrece aún más la política, convirtiendo a la elecciones en una mera campaña publicitaria, hasta donde se ha llegado a utilizar incluso recursos como el de la intriga, es decir, algo así como hacer propaganda por un candidato cuyo nombre se mantiene en reserva para generar expectativa y luego lanzarlo como si fuera un detergente que hace espuma multicolor.
Es por ello que el Photoshop reemplazará otra vez a la política en estas elecciones, haciendo ver más jóvenes a quienes ya pintan canas, más dinámicos e imponentes a los candidatos con trucos de cámara, y más brillantes con un manejo adecuado del color.
Pero de otro lado, las municipalidades han gozado en los últimos años de un presupuesto inusual, lo que ha permitido la ejecución de obras importantes como complejos deportivos, piscinas públicas, un permanente cuidado de las pistas y un eficaz recojo de la basura. Eso da una imagen de eficiencia a las actuales autoridades, que probablemente no se deba a sus virtudes, sino a los recursos con los que contaron, con los que tal vez, incluso, se hubiera podido hacer mejores cosas. Pero la población no está para tales análisis, sino que simplemente compara el pasado con el presente y es innegable que casi todos los distritos están mejor. Eso deja a los actuales alcaldes con grandes posibilidades de ser reelegidos, aunque con algunas excepciones como el burgomaestre provincial, quien sería reemplazado, si le creemos a las encuestas, por Álvaro Moscoso, quien ya no sería un outsider de los outsiders, pero que en mi opinión personal convendría que se mantuviera fuera de la política y de cualquier cargo público también, y todo eso por el pueblo, como a él le gusta decir.

En tanto que Juan Manuel Guillén, quien deshoja margaritas, otra vez estaría en posibilidades de vencer, por ser, como el mismo lo ha reconocido, el menos malo de los que quieren ser presidentes regionales. Así están las cosas, color de hormiga, por más Photoshop.

*Artículo leído en Radio Yaraví, el 27 de febrero de 2014 y redactado a partir de una entrevista concedida al diario El Pueblo, el 26 del mismo mes.

20 feb 2014

VENEZUELA O LA DEMOCRACIA CUANDO ME CONVIENE*

Por José Luis Ramos Salinas

Para hablar de Venezuela hay que hablar de Cuba y no porque la isla haya sido la inspiración de Hugo Chávez, cosa que dudo pese a todas las simpatías que pudo sentir por Fidel Castro, sino porque la patria de Martí es la pesadilla de Estados Unidos. ¿Cómo un país tan pequeño, con una economía relativamente precaria, y un ejército que carece de armamento potente puede ser una piedra en el zapato para la economía más grande del mundo que posee unas fuerzas armadas que tienen un presupuesto igual al de todos los ejércitos del planeta juntos? Muy sencillo, porque Cuba es la prueba de que existen alternativas al capitalismo, porque es la evidencia que arruina el pensamiento único del que nos habló Ramonet y según el cual, no es posible concebir nada fuera de la economía de mercado.
Pero Cuba no solo es una isla ideológica, sino que también lo es geográficamente, y eso implica una situación muy difícil en la obtención de los recursos naturales que le permita seguir creciendo económicamente; sobre todo el petróleo. Antes de la década del 90 se lo proveía la Unión Soviética, pero tras su desaparición la crisis energética cubana llegó al límite y solo se vio concluida cuando el gobierno de Hugo Chávez decidió intercambiar el oro negro por el trabajo de médicos, profesores y otros profesionales cubanos en las zonas más deprimidas del territorio venezolano. Cuba estuvo de nuevo a salvo
Por eso era y es imperativo que el chavismo caiga, para dejar a Cuba sin apoyo con la esperanza que la crisis avive las contradicciones internas y el gobierno socialista sucumba permitiendo que el planeta sea todo a imagen y semejanza de Estados Unidos. Claro que está China, Vietnam, Korea del Norte, Irán y otros cuantos, pero ninguno de ellos goza del prestigio de Cuba.
En ese intento Estados Unidos ha hecho mucho, financiar y apoyar con inteligencia a los grupos opositores, y hasta llevar a cabo un golpe de Estado contra Hugo Chávez que luego de tener breve éxito terminó en un real y aparatoso fracaso. Tal vez nadie en el mundo podía ufanarse como Chávez de haber ganado tantas elecciones sin que ninguna haya podido ser cuestionada por la comunidad internacional; algunas veces los resultados fueron rotundamente favorables y en otras más bien ajustados, pero la mayoría del pueblo venezolano decidió apoyarlo una y otra vez.  Su muerte, fue la oportunidad para desaparecer su legado, pero pese a todos sus errores Maduro logró ganar las elecciones, las mismas que fueron avaladas por la comunidad internacional.
En esta nueva coyuntura va a generarse una grave crisis económica que va a tener como correlato la escasez de varios productos de primera necesidad lo que provoca gran malestar en parte de la población; lo que va a ser aprovechado por la derecha radical venezolana para intentar llevar las contradicciones al máximo con el fin no de terminar con la crisis económica sino de derrocar al presidente constitucionalmente electo. El plan es provocar lo más posible al gobierno y sus aliados para que respondan con violencia y esto anime a una sublevación general. Es un plan arriesgado y en buena medida implica usar a la gente como carne de cañón; esa es la razón por la que hasta el mayor opositor a Maduro, Henrique Capriles se opuso a los llamados de tomar las calles por parte del ahora detenido Leopoldo López.
El costo de este plan 5 personas asesinadas, la mayoría de las cuales cayeron a manos de grupos cercanos al lumpen que simpatizan con el chavismo y que poseen armas de fuego. Estos grupos nunca gozaron del total favor de Chávez, pero tampoco se tomó muy en serio desarmarlos. Maduro empezó bien acusándolos de contra revolucionarios si usaban sus armas, pero la actitud actual de la máxima dirigencia chavista parece que es la de recurrir a ellos para terminar con las protestas callejeras. Si esto ocurre, al menos en parte, el plan de Leopoldo López habrá tenido éxito por el desprestigio internacional en que caerá la denominada revolución bolivariana.
Sin embargo, no podemos dejar de indicar que otra vez el poder de Estados Unidos se hace evidente en el tratamiento de la información que hacen las principales cadenas de noticias, en que se presenta al gobierno venezolano masacrando a su pueblo. No hay duda, que una sola vida perdida es suficiente para condenar a los culpables; pero es cierto también que con Venezuela se aplica una desproporción francamente escandalosa y que resulta lamentable que la mayoría de gente no la perciba.
Solo un día de protestas en Ucrania ha provocado 25 muertos, 5 veces más que en Venezuela pero nadie le da mayor importancia. Pero eso no es nada comparado con las más de mil personas asesinadas en un solo día de agosto del año pasado por el gobierno de facto egipcio en el desalojo de los musulmanes que ocuparon pacíficamente varias plazas de El Cairo. ¿En ese momento Estados Unidos se puso al frente de la defensa de los inocentes que perdieron la vida? O es que para el imperio no todas las vidas valen lo mismo. Todo parece indicar que es así.

Venezuela vive una hora triste y difícil, pero si en verdad nos sentimos demócratas debemos criticar duramente la censura de Internet que ha hecho el gobierno venezolano, así como que no desarme a los grupos marginales que lo apoyan y por supuesto condenar el asesinato de 5 personas y pedir sanción para los culpables; pero al mismo tiempo, respaldar los intentos de diálogo de Maduro que son boicoteados por la extrema derecha y rechazar todo intento de rompimiento del orden constitucional. Y si no dijimos nada cuando pasó lo de Egipto, lo de Ucrania y aquí, en Bagua, mejor sigamos sin decirlo.

*Leído en Radio Yaraví el 20 de febrero de 2014

19 feb 2014

MARIO SOTILLO*

Por José Luis Ramos Salinas

Una vez le preguntaron a Juan Mejía Baca, si creía que a Borges se le recordaría, precisamente, porque nunca le dieron el Premio Nobel, a lo que el viejo librero, con la agudeza que lo caracterizaba, contestó que en un futuro, la gente sabría de la existencia de ese tal premio porque, en efecto, nunca se lo dieron a Borges.
Y es que hay gente a la que honrarla, honra. Ese es el caso de Mario Sotillo Humire, brillante docente de la Universidad Nacional de San Agustín que lamentablemente falleciera hace 8 días, en medio del silencio institucional de su alma máter, que una vez más no muestra suficiente gratitud paraquienes más aportaron a su engrandecimiento.
Mario Sotillo llegó a ser Rector de la UNSA, y fue uno de los fundadores de lo que es hoy en día la Escuela Profesional de Sociología, que hace solo unos meses cumplía 50 años de historia. Pero no son los cargos, lo más valioso en la trayectoria de uno de los últimos representantes de la intelectualidad erudita con la que contó nuestra ciudad. Mario Sotillo no fue sociólogo, pero sin duda su conocimiento en dicha área del saber era mucho más amplio que el de los que ostentaban el título; feroz autodidacta no dejaba escapar ningún aspecto relevante del saber humano y podía polemizar y conferenciar con rigor y soltura desde la filosofía clásica hasta la astronomía.
En aquella época, esta valía no le fue reconocida, y tuvo que dejar la Escuela de Sociología por presión de un grupo de estudiantes que se valieron de la excusa que no tenía la profesión respectiva para ejercer la
cátedra, los motivos eran otros, y más que políticos se basaban en la ceguera académica de quienes creían que un cartón valía más que el conocimiento enciclopédico que Sotillo tenía. A la distancia, esta ceguera
tiene forma de estupidez en momentos que la Unión Europea se prepara para legislar lo conveniente para que los saberes obtenidos por cuenta propia sean reconocidos oficialmente como parte del currículum vitae de cada quien. Sotillo nunca perdonó la afrenta, pero en mi condición de actual director de la Escuela de Sociología, reconozco tardíamente, nuestras culpas institucionales y pido las disculpas pertinentes.
Y dicho esto es el momento de indicar que Mario Sotillo jamás se doctoró, y que rechazó con humor y contundencia esa posibilidad cada vez que se la sugirieron. Él entedía bien que no eran los grados académicos los que convierten a uno en intelectual, sino la sabiduría que uno pueda alcanzar. Y Sotillo, lo saben bien quienes tuvieron la suerte de ser sus alumnos, era un erudito, un intelectual de esa estirpe ya casi extinta, con el que conversar equivalía a leer varios libros de diversa temática.
Sus tertulias son memorables y junto a José Zuzunaga, Max Neira, Héctor Ballón Lozada y otros, era capaz de convertir un departir entre amigos en una bohemia intelectual a la que si alguno tenía la suerte de estar invitado, convenía tomar notas y si no preguntar, callar y escuchar. Estas reuniones que podían extenderse por horas, en las que el humor se mezclaba con el conocimiento y la crítica, fueron parte importante de la vida de Mario Sotillo.
Cuentan los rumores, que hasta hace poco, cuando ya estaba muy delicado de salud, encontraba la manera de escapar de casa para reunirse con los amigos de siempre y demostrar que si el cuerpo ya no ayudaba, su mente seguía teniendo mucho que aportar. No sé si estas historias sean verdaderas, pero para el caso no importa; al fin y al cabo evidencian que Mario Sotillo no solo hizo historia, sino que también se ha convertido en leyenda.
Quien esto escribe, conoció a Mario Sotillo con ocasión de lo que llaman un momento astronómico especial, sobre el que era necesario entrevistar a alguien que dominara el tema. En esos años trabajaba de periodista y acudí a quien me indicaron como fuente. Ya había terminado de estudiar sociología, pero no sabía que tenía frente a mí, al fundador de dicha especialidad en la UNSA. Yo creía que era astrónomo y lo era.
Por eso, seguramente, quienes fueron sus estudiantes, y muchos de quienes no tuvimos esa fortuna, cuando pase un cometa u ocurra una lluvia deestrellas, abriremos bien los ojos, y veremos a don Mario Sotillo montado sobre algún cuerpo celeste, iluminando con su sabiduría, el firmamento.

*Texto leído en Radio Yaraví el 13 de febrero de 2014

7 feb 2014

SOBRE EL FALLO DE LA HAYA*

Por José Luis Ramos Salinas

Ya han pasado suficientes días desde que el Tribunal Internacional de la Haya hizo público su fallo sobre el diferendo limítrofe entre Perú y Chile, para que podamos hacer un balance menos apasionado sobre el mismo, así como sobre las reacciones que provocó aquí y al otro lado de la frontera.
En primer lugar el Tribunal Internacional consideró que la frontera marítima con Chile empezaba no donde sostenía el Perú, sino varios kilómetros dentro de nuestro territorio, creándose eso que se llama costa seca, es decir, un área que le pertenece a un país pero cuyo mar le pertenece a otro. Lamentablemente, esto parece que dará origen a otra controversia sobre lo que se ha bautizado como el triángulo terrestre. El Tribunal de la Haya debió ser más contundente al afirmar que solo estaba fijando la frontera marítima y que la terrestre se mantenía tal cual, para que Chile no intente lo que parece va a intentar, correr la frontera terrestre al hito marino.
En segundo lugar el Tribunal de la Haya consideró que la línea equidistante debía establecerse a partir de 80 millas mar adentro y no a partir de la costa como pedía el Perú, lo que implica en la práctica que la zona de mayor pesca sigue en manos del país del sur.
Si esto es así, ¿cómo se entiende que el gobierno haya proclamado como un triunfo el fallo? La razón es que aún cuando la línea equidistante se fija 80 millas mar adentro, el Perú recupera una extensa área marítima, aunque esta no signifique gran riqueza ictiológica ni posibilidades de explotación del zócalo. Por ello es que el gobierno chileno ha sido muy claro al afirmar que discrepa profundamente del fallo. Algo que también debió hacer el Perú. Pues si nos declaramos conformes quedamos como unos avivatos internacionales, pidiendo mucho esperando obtener algo, cuando se supone que lo que demandábamos era un asunto de justicia. Cuando se hace justicia a medias, o a un 70%, no es un triunfo, es una derrota de 30%.
¿Eso significa que no debemos acatar el fallo? De ninguna manera, recordemos que fue el Perú el que recurrió al Tribunal y que fue Chile quien fue a regañadientes. No hay discusión allí, el fallo es inapelable y Chile también se ha pronunciado en ese sentido.
Pero querer convertir esto en una fiesta, no solo es ridículo sino insultante para una población que ha sido educada con la máxima de que el territorio nacional es sagrado. Pese a esto el mensaje oficial del presidente Ollanta fue casi aceptable, salvo hacerlo con una imagen de Cáceres detrás suyo, pero salir luego en compañía de su esposa a dar un discurso populachero, fue tan nefasto, como que Alan García se haya adelantado a dar opinión antes de conocerse la posición oficial del gobierno sobre el fallo.
Las voces de quienes esperaban que La Haya nos devolviera Arica también se hicieron escuchar en plazas y algunos medios de comunicación, pero no tuvieron ningún eco. Hasta el diario fujimorista La Razón que no tuvo mejor idea que publicar fascículos sobre la Guerra del Pacífico días antes del fallo, se declaró contento con la nueva frontera y la misma Keiko opinó que ninguno de los dos países había perdido. Con esto queda claro, que quienes querían resucitar odios pasados, han fracasado; lo que no significa que en el proceso de implementación del fallo pudieran intentar otra vez sacar cabeza.
Pero la verdad es que quienes resultaron afectados fueron los pescadores artesanales de Arica, cuya zona de faena ha sido recortada, lo que significa en la práctica una reducción en sus ingresos que el gobierno chileno debiera atender con urgencia, para evitar que el asunto genere sentimientos antiperuanos, si es verdad que queremos la integración. Seguramente también la familia Angelini que controla la pesca en el norte de Chile tampoco ha quedado contenta y estará pensando cómo obtener permisos de pesca en el mar peruano, algo que no es imposible si nos atenemos a nuestra historia.
El gobierno peruano por su parte ha anunciado un plan de desarrollo para la zona de frontera que incluye un nuevo hospital en Tacna. La pregunta es: ¿se necesitaba el fallo de la Haya para construirlo? ¿Era necesario este fallo para apoyar el desarrollo del sur del país? Otra vez, estas medidas, demuestran la falta de perspectiva histórica de un gobierno que solo unos minutos después del fallo perdió la compostura, y eso, ante los ojos de la prensa internacional.

En conclusión, no vencimos en nuestro diferendo marítimo, pero logramos recuperar gran parte del mar que considerábamos nuestro y que estaba bajo control chileno. Solo que no sabemos si cuando el grupo Brescia entre a la zona con sus barcos, estará pensando en Grau, en Cáceres, o en cuánto ascenderá en el ranking de la revista Forbes de los más ricos del mundo.

*Texto leído por Radio Yaraví el 6 de febrero de 2014

26 ene 2014

Ni una guerra, ni un partido*

Dentro de tres días, el Tribunal Internacional de la Haya hará público su fallo en torno a la causa presentada por el Estado peruano hace ya 5 años. Y con motivo de este hecho, sin duda trascendental, no se ha motivado a la ciudadanía a la reflexión en torno a todos los temas implicados: jurisprudencia internacional, integración latinoamericana, viejas heridas y posibles reconciliaciones y otros similares; sino que se ha impuesto la cultura del espectáculo y tal parece que nos preparamos para un clásico de fútbol sudamericano. Así, Alan García propone embanderar el país entero para no sabemos qué; y por su parte el gobierno organiza una trasmisión en vivo del fallo, que será escuchado por el presidente y la clase política en Palacio mismo con pantallas gigantes acondicionadas en las diferentes salas, en tanto que la población podrá escucharlo a través del canal televisivo del Estado.
Si tanta expectativa merece el fallo, por qué no se han hecho mayores esfuerzos para que la población se entere sobre qué se va a decidir. El asunto es geométrico, y mientras Chile considera que la frontera marítima se fija por el paralelo geográfico, el Perú no apuesta por la perpendicular a la costa, que sería el pedido extremo, sino por una línea equidistante, que como su nombre lo dice, es una suerte de ni todo para ti, ni todo para mí. Lo que hay que añadir es que en estos momentos la realidad corresponde a la propuesta chilena, es decir, que ese país ejerce dominio sobre 38 mil km cuadrados que el Perú considera suyos.
En esas condiciones y con la trayectoria del Tribunal de la Haya que prefiere siempre contentar a ambas partes, antes de dar la razón por completo a una de ellas, es casi imposible que Chile pueda ganar. Pues aunque no se dé la razón al Perú, es previsible que el fallo implique la “pérdida” de algunos miles de km cuadrados del mar que ahora controla nuestro vecino del sur.
Si eso está claro, no tendría mayor sentido pensar cómo reaccionará el Perú ante el fallo. La respuesta es obvia, hay que acatarlo aunque no nos satisfaga del todo. La pregunta es: cómo reaccionará Chile, un país que no está acostumbrado a ceder territorios, sino acaso, a lo contrario.
Por eso preocupan gestos como los que propone García, quien parece estar planeando que Haya o no Haya el Apra vencerá. Su megalomanía fácilmente se puede convertir en patrioterismo y con la misma demagogia guerrerista que le conocimos cuando quiso enviar aviones a Panamá para defender a Noriega de la invasión norteamericana; puede ahora llamar al heroísmo de nuestros jóvenes, claro que, por supuesto, no desde la línea de fuego, sino desde un cómodo sofá. Preocupa también qué haga el fujimorismo, sobre todo si recordamos que su diario La Razón, llama a la guerra con Chile desde hace varios años. Tampoco hay que olvidar que durante el conflicto del Cenepa, Fujimori  al grito de no ceder ni un solo metro cuadrado del sagrado suelo nacional, no solo cedió un kilómetro en Tiwinsa, sino que dio pie a millonarios negociados en la compra de armas. Y preocupa también entonces que el gobierno engrose la lista de invitados a escuchar el fallo en vivo en Palacio. ¿Qué harán los ministros, las autoridades judiciales, los alcaldes y presidentes regionales, los líderes políticos y todos los demás? ¿Aplaudir? ¿Dar vivas al Perú? ¿Cantar el himno? ¿O mirar a Ollanta para saber cuál es la actitud a tomar como en las monarquías de la Edad Media? Sea cual sea el fallo, las actitudes que tomen podrán ser interpretadas como una provocación por parte de Chile o como una traición por parte de una población peruana que recuerda la Guerra del Pacífico como que hubiera sido ayer.
Los empresarios, en ese sentido, lo han hecho mejor y han señalado que independientemente del fallo el intercambio comercial con Chile crecerá de manera sostenida e importante. Ellos tienen claro que lo que les importa son las oportunidades de ganancias y no andar embanderando el país o poner diversas caras al momento del fallo, pensando en las próximas elecciones.
Por su parte, los escritores y otra gente de la sociedad civil peruana han evidenciado los lazos fraternales que mantienen con sus pares chilenos; y eso creo que debiera ser la actitud. Sino recordemos a quién benefició el salitre que costó miles de vidas en 1879, y cómo los obreros chilenos fueron inmisericordemente explotados en las salitreras que con las vidas de sus padres convirtieron en parte de su territorio, pero no en parte de su riqueza, y mucho menos de su bienestar.
Por eso tengo que hacerme una pregunta de muy mal gusto en el momento actual. ¿Este reclamo ante la Haya tiene realmente que ver con la patria, con la defensa de la riqueza marítima que le pertenece a todos los peruanos? O será que el 27 quienes estén cruzando los dedos será la familia Brescia que maneja el negocio de la pesca en el Perú con un patrimonio de 5 mil millones de dólares; y al otro lado de la frontera la familia Angelini, quien controla la explotación pesquera del norte chileno incluida el área en disputa.
Solo nos queda esperar que con el fallo de la Haya no ocurra lo que siempre; que algunos terminan de pescados y otros de tiburones.

* Texto leído en Radio Yaraví, 23 de enero, 2014

Cura no es peor que la enfermedad*

Todos y todas somos dueños y dueñas de nuestros cuerpos y podemos hacer con ellos lo que nos plazca, siempre y cuando con ello no dañemos a nadie, por supuesto. Y este derecho no es privativo de cierta clase social, de cierto grado de instrucción, género ni raza; e incluye por ello mismo a los sacerdotes. La reflexión viene a cuento porque en los últimos días hemos asistido a  la crucifixión pública del cura franciscano Roberto Cartagena por haber sido sorprendido saliendo de un hostal acompañado de una señorita. El hecho ha merecido primeras planas en periódicos locales que creen que con eso hacen periodismo de investigación, y rebote de la información en los medios de comunicación nacionales, tanto los chicha como aquellos que se suelen llamar: serios.
Si en la religión católica es un grave pecado que un sacerdote falte a su voto de castidad, pues ese es problema de la conciencia de Roberto Cartagena y de nadie más. Si la Iglesia lo considera una falta grave y dispone sanciones en consecuencia, pues seguramente las aplicará. Pero convertir la relación amorosa que el mencionado cura parece tener con alguien que no es una muchachita sino una mujer hecha y derecha, en un escándalo de magnitudes bíblicas y transformarlo en un tema de interés nacional no solo nos parece desproporcionado, sino síntoma de hipocresía, doble moral, mojigatería, chismografía; y lo que es peor, de una actitud inquisidora medieval.
La religión y sus preceptos es un asunto confesional, es decir, privado, de cada quien. Convertir los supuestos pecados, o para usar el término que ha sido la delicia de la prensa que ya hubiera querido tener Torquemada en su época: la tentación de la carne, en un asunto de debate público con ánimos de castigar, es la comprobación de lo que ya advertía Humberto Eco a principios de siglo en su libro “A paso de cangrejo”: estamos rumbo a la Edad Media.
Y eso es peligroso en muchos sentidos. Denota dogmatismo y por ello mismo la incapacidad de entender a quien piensa y siente diferente a nosotros; mesianismo, todos creen que Dios les da instrucciones, lo que en la práctica convierte en aliado del demonio a quien no encaje en su plan divino; fundamentalismo, si no estás conmigo estás contra mí; la “civilización” y adoctrinamiento por medio de la violencia como un acto de amor.
Y otra cosa más que en nuestro país es un asunto crítico, la pérdida de la concepción laica del Estado, lo que implica que la religión en general y la Iglesia en particular, se irrogan el derecho de sancionar qué leyes deben ser aprobadas y cuáles rechazadas; y de allí a convertir en delitos lo que ha sido sancionado como pecados solo queda un paso. Hay recientes y escalofriantes ejemplos en África y Rusia; y el exitoso boicot al protocolo para el aborto terapéutico que se dio en nuestra ciudad por parte de la Iglesia, sería un ejemplo local; así como nacional sería la risible sentencia del Tribunal Constitucional sobre la píldora del día siguiente. Ambos hechos relacionados a los derechos sobre nuestro cuerpo.
Que Roberto Cartagena vaya a hoteles o no, es un asunto de Roberto Cartagena, pero que el hecho alcance las dimensiones que ha alcanzado es un asunto político y por ello de interés de todos. En mi opinión, ceder al amor es un pecado infinitamente menor a considerar a los derechos humanos como una cojudez. Pero yo no soy nadie para opinar en temas religiosos, por lo que solo me queda decir que el que esté libre de culpa, lance la primera piedra.

* Texto leído a través de Radio Yaraví, enero, 2014

Balance del 2013*

Por estos días diversas personas, medios de comunicación y otras instituciones han publicado balances del año que pasó; y es curioso como ciertos hechos trascendentes quedan opacados por otros anecdóticos.
Dado que la globalización ha alcanzado niveles de omnipresencia; considero que lo revelado por Edward Snowden ha sido el suceso más trascendental del año recién terminado. Enterarnos que las agencias de inteligencia de Estados Unidos espían a todo el planeta, incluidos ciudadanos comunes y corrientes, y los mandatarios de los países más importantes del mundo, ha demostrado que ninguna película tuvo la imaginación ni la radicalidad para acercarse a la realidad de la violación rutinaria de los derechos elementales de las personas. Snowden ha demostrado la perversidad de un sistema que bajo el discurso de la libertad ha construido una sociedad hipervigilada y que, como en la novela 1984, convierte en delincuentes a los héroes, que es lo que se ha querido hacer con el ex agente de la NSA. Por eso Snowden es también el personaje del año, a mi juicio, porque ha dejado una vida de comodidad económica, de expectativas de desarrollo profesional, etc.; solo para denunciar al mundo lo que estaba ocurriendo, para no convertirse en cómplice, para conservar la dignidad. Por ello no cobró nada al periódico al que le entregó la información y por eso le duele tanto al poder, porque su enemigo está lejos de ser un yuppie, es decir, es superior moralmente en todo sentido. Snowden es el personaje ejemplar del 2013.
En el ámbito nacional, la política ha dejado un sin sabor a la ciudadanía por los continuos escándalos en los que se vio involucrada la clase política. La repartija de los cargos del Tribunal Constitucional, el caso López Meneses, los narco indultos de García y los negocios de Toledo, casi nos dejan sin esperanza. Sin embargo, pese a la política errática del gobierno en lo que es la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la corrupción, no podemos dejar de destacar el hecho de que se le negara el indulto a Fujimori. Hacerlo hubiera equivalido a otra vez convertir al país en la chacra del ex dictador y al gobierno en un monigote de las presiones de sus seguidores.
En lo que respecta a Arequipa creo que el consenso de lo negativo está por el desastre que ha sido este año el tránsito vehicular, y por el fracaso para implementar los planes que estaban destinados a solucionar este problema. Por otro lado, que el Gobierno Regional se haya decidido por contratar a los mejores del mundo para elaborar un plan que permita el desarrollo de Arequipa, nos parece algo que destacar, independientemente del resultado final, para el que no habrá que esperar mucho más, según se ha anunciado. El fallo del TC que desbloquea Majes II, es sin duda una buena noticia desde la óptica del empleo que se generará y del efecto multiplicador que provocará en la economía regional, pero no podemos dejar de notar que son grandes grupos empresariales quienes estaban esperando esto para asegurarse enormes extensiones de tierras que reafirmen lo que ya es una realidad en la actualidad: la concentración de propiedades agrícolas es mayor que la que existía antes de la reforma agraria velazquista.
De otro lado, mientras la economía mundial sigue sin poder recuperarse, la peruana ha logrado crecer lo suficiente para mantenerse en el nivel que alcanzó el 2012, y la de Arequipa ha cobrado un dinamismo que contrasta nítidamente con la crisis que vivió en los 90. Tenemos más dinero en el bolsillo, salvo los excluidos de siempre, pero la pregunta es: si por eso estamos mejor, si vivimos mejor y si, por último, somos más dignos.

*Texto leído a través de Radio Yaraví, diciembre, 2013