18 ago 2024

El último que jale la cadena



ReBelación

 El último que jale la cadena*

                                              Por José Luis Ramos Salinas

Al hasta hace poco congresista Freddy Díaz lo han sentenciado a 13 años de cárcel por violar a una de sus trabajadoras en los propios ambientes del poder legislativo. Cuando se supo, el parlamentario se hizo humo. Luego apareció para “ponerse a derecho”, clamando su inocencia. ¿Qué habría negociado en esos días en los que estuvo escondido? La respuesta a esta pregunta puede estar en la apatía de sus colegas para tratar el tema, con claro ánimo de querer blindarlo como suelen hacer cada que uno de sus compinches queda al descubierto. Hubo declaraciones que revelaron que el hecho se produjo luego de consumir licor, y, obviamente, Díaz no bebió solo, sino con algunos de sus colegas (cuyas identidades se amenazaba con revelar en ese momento) que convirtieron a la sede del primer poder del Estado en un bar de esos a los que va gente de mala reputación, literalmente hablando.

Seguramente, por ello, los congresistas dieron largas al asunto, pusieron en duda la acusación, y finalmente decidieron no sancionarlo. Sin embargo, en esos días, todavía tenían un mínimo de respaldo ciudadano que cuidar, y el escándalo, obligó a una segunda votación en la que lo desaforaron.

Hoy, con el adelanto de sentencia, modalidad que solo se aplica cuando las pruebas son totalmente contundentes, tenemos que preguntarnos qué clase de gente tiene este congreso con un violador y una mayoría dispuesta a socaparlo. Y, ¿de qué bancada formaba parte? Y la verdad es que podría ser de cualquiera y al mismo tiempo tenía que ser (las paradojas de la política peruana) de la organización de los Acuña. Su sistema de reclutamiento es infalible, si no, que lo diga Oscarima y los “políticos” locales que tras la eliminación de los movimientos regionales se subirán al jokermobile Bentley de don César.

Ahora que ya no hay ningún activo de respaldo que cuidar, Salhuana, ex izquierdista seducido por la plata como cancha, comanda un Congreso que da pensión vitalicia al mayor ladrón de nuestra historia, da una ley a favor de las organizaciones criminales y pese a que ven “terrucos” por todas partes, aprueban una ley para dar impunidad a quienes cometieron delitos de lesa humanidad, entre los que están los cuadros más sanguinarios de Sendero Luminoso, etc. etc.

Y al frente, el Ministro de Relaciones Exteriores, cual si no fuera parte de un régimen autoritario y fraudulento, fue el primero en lanzar la piedra contra Maduro, al tiempo que nos enterábamos que era amigo íntimo de Atahualpa. Mientras tanto, la ministra de cultura sigue pensando como hicieron en Puno para que la inteligencia artificial le gritara “¡asesina!”.

Por todo esto, en el Perú queda corto eso de que el último apague la luz, sino que aquí hay que decir: “que el último jale la cadena”.

*Columna publicada en el medio digital Revelación.pe


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