Por José Luis Ramos Salinas
Es evidente
que la campaña ya empezó para las elecciones municipales y regionales que se
llevarán a cabo recién en octubre. Sin duda, que algunos candidatos se hayan
lanzado a la arena electoral, incluso hace un mes, motivó que el resto, por el
temor a quedarse rezagado, también empezara a salir a los medios o invertir en
propaganda. Los rostros desconocidos se mezclan con quienes van a la reelección
y quienes postulan por segunda o tercera vez.
Pero, aunque
aún parece temprano, la evidencia es suficiente para estar seguros que estas
elecciones no diferirán de las que venimos siendo testigos desde hace más de
una década. Es decir, se tratará de una competencia de estrategias de
marketing, donde quien posicione una mejor imagen se hará con el poder
distrital, provincial o regional. Ni esperanza de que estas elecciones tengan
un cariz verdaderamente político, ni soñar, que haya un debate ideológico.
En estas
condiciones, se habla de candidatos tradicionales, y de la posibilidad de que
aparezca un outsider que pueda competir con éxito en las plazas más disputadas.
Por ello, es
necesario recordar cuál es el significado de la palabra outsider. Con este
término se designa a quien no pertenece al sistema político y logra vencer las
candidaturas de quienes forman parte de él. ¿Y quiénes conforman el sistema
político? Los partidos políticos con trayectoria histórica reconocida. Entonces,
si pensamos en nuestras actuales autoridades, tendremos que coincidir en que
todos ellos son outsiders, desde Juan Manuel Guillén hasta el alcalde del
distrito más pequeño de Arequipa, independientemente de si algunos de ellos
vienen ejerciendo un cargo político desde hace varios periodos. Por eso, cuando
alguien pide un outsider, en realidad está solicitando un outsider de los
outsiders.
Si el
outsider se caracteriza por estar fuera del sistema político, ¿cuál sería lo
que define a un outsider de los outsiders? Probablemente que nunca ha ejercido
cargo público ni tampoco haya postulado alguna vez. Es decir, un perfecto
desconocido. Los actuales outsider, se ganaron una imagen fuera del sistema
político, Juan Manuel Guillén como rector de la UNSA, Alfredo Zegarra como
decano del Colegio Médico, por ejemplo. Ahora, no tenemos nada de eso; no hay
un personaje en Arequipa, fuera del sistema político, cuyo prestigio sea lo
suficientemente alto como para convertirse en un candidato con posibilidades de
ganar. Entonces, de dónde provendrían los outsiders de los outsiders.
Sencillamente de sueños personales más o menos disparatados, de riquezas económicas
importantes, o de una casualidad como que no había a nadie más a quien poner.
En otras palabras, la presencia de estos nuevos outsider empobrece aún más la
política, convirtiendo a la elecciones en una mera campaña publicitaria, hasta
donde se ha llegado a utilizar incluso recursos como el de la intriga, es
decir, algo así como hacer propaganda por un candidato cuyo nombre se mantiene
en reserva para generar expectativa y luego lanzarlo como si fuera un
detergente que hace espuma multicolor.
Es por ello
que el Photoshop reemplazará otra vez a la política en estas elecciones,
haciendo ver más jóvenes a quienes ya pintan canas, más dinámicos e imponentes
a los candidatos con trucos de cámara, y más brillantes con un manejo adecuado
del color.
Pero de otro
lado, las municipalidades han gozado en los últimos años de un presupuesto
inusual, lo que ha permitido la ejecución de obras importantes como complejos
deportivos, piscinas públicas, un permanente cuidado de las pistas y un eficaz
recojo de la basura. Eso da una imagen de eficiencia a las actuales
autoridades, que probablemente no se deba a sus virtudes, sino a los recursos
con los que contaron, con los que tal vez, incluso, se hubiera podido hacer
mejores cosas. Pero la población no está para tales análisis, sino que
simplemente compara el pasado con el presente y es innegable que casi todos los
distritos están mejor. Eso deja a los actuales alcaldes con grandes
posibilidades de ser reelegidos, aunque con algunas excepciones como el
burgomaestre provincial, quien sería reemplazado, si le creemos a las
encuestas, por Álvaro Moscoso, quien ya no sería un outsider de los outsiders,
pero que en mi opinión personal convendría que se mantuviera fuera de la
política y de cualquier cargo público también, y todo eso por el pueblo, como a
él le gusta decir.
En tanto que
Juan Manuel Guillén, quien deshoja margaritas, otra vez estaría en
posibilidades de vencer, por ser, como el mismo lo ha reconocido, el menos malo
de los que quieren ser presidentes regionales. Así están las cosas, color de
hormiga, por más Photoshop.
*Artículo leído en Radio Yaraví, el 27 de febrero de 2014 y redactado a partir de una entrevista concedida al diario El Pueblo, el 26 del mismo mes.
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