11 may 2016

Los extremos se tocan*

                                               Por José Luis Ramos Salinas


La campaña por la segunda vuelta electoral aún no ha llegado a su clímax, pero es innegable que ésta empezó desde el día mismo en que la ONPE publicó los resultados definitivos. Y el escenario político en el que esta segunda votación se va a producir es bastante singular. En primer lugar, hay un malestar en un sector considerable de la población que considera que se ha llegado a este estado de cosas, debido a la grosera intervención del Jurado Nacional de Elecciones, que retiró de carrera a Julio Guzmán, quien en ese momento era el favorito; y también a César Acuña, bajo argumentos que luego no aplicaría para salvarle la vida a Keiko Fujimori, y por si esto fuera poco, 24 horas antes de ir a las urnas, retrocede a la ley anterior para establecer la valla electoral, y así evitar que el Apra y el PPC dejen de ser partidos políticos reconocidos legalmente.

En realidad Julio Guzmán no está en esta segunda vuelta porque el JNE lo impidió; y el fujimorismo está presente, porque el Jurado le dio una mano.

En segundo lugar, quienes han pasado a la segunda vuelta son las agrupaciones que los electores ubican más hacia la derecha en el espectro político nacional. Barnechea, Toledo, y aún García, eran vistos como más hacia el centro, dentro de sus matices. Así la izquierda resulta invitada de piedra en este balotaje electoral. Pero no se trata de un sector poco significativo, sino que el Frente Amplio y Democracia Directa, sumados, de hecho tendrían un porcentaje mayor con el que PPK llegó a la segunda vuelta. Tenemos entonces a un electorado importante que no ve en ninguno de los candidatos alguna similitud con sus posturas políticas.

Pero de otro lado, Verónika Mendoza, ha sido clara al declarar que lo peor que puede pasarle al Perú es un retorno del fujimorismo, opinión que comparten muchos que están lejos de simpatizar con PPK, pero que de esta manera dan a entender que hay que votar por él, no para apoyarlo, sino para evitar todos los peligros que significa el regreso de quienes destruyeron al país en los 90.

Sin embargo, la izquierda también tiene sus matices, y a estas alturas lo sectores más radicales, ya están en una franca campaña a favor del voto viciado, lo que podría dejar a PPK sin los votos suficientes para hacerse con la presidencia. Pues resulta evidente que el fujimorismo no perderá ni un solo voto por más campaña en contra que se haga, por lo que la única manera de que gane Peruanos por el Kambio es sumando votos, los mismos que la izquierda puede darle.

El fujimorismo, muy suelto de huesos, llama terrorista a todo aquel que simpatice con la izquierda, y obviamente a los radicales” los estigmatiza como poco delincuentes, pero podrían ser precisamente ellos los que conviertan a la hija de don Alberto en la presidenta del país.


* Publicado en el diario Exitosa, el sábado 7 de mayo de 2016