11 ene 2016

La farsa y los farsantes*

                                                                           Por José Luis Ramos Salinas

Que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, y la segunda como farsa, es algo que nos recordó estos días la Contraloría General de la República, cuando invitó a Pedro Pablo Kuczynski, César Acuña, Alejandro Toledo, Alan García y a Keiko Fujimori a disertar acerca de cómo combatir la corrupción desde y en el Estado. El desatino ha sido tal, que nadie se ha atrevido a defender semejante iniciativa, que dejará, desde el punto de vista de la ciudadanía, en muy mal punto de partida a la Contraloría, si alguno de los nombrados finalmente se convierte en presidente. No le ha quedado más remedio a esta institución que cambiar su decisión y extender la invitación a todos los candidatos presidenciales. Claro que también hubiera podido decir, “no elegimos personas, sino puestos en las preferencias electorales, no es nuestra culpa si los peruanos prefieren a los sospechosos de corrupción que a los que tienen una historia poco cuestionable”.
En realidad el Perú tiene un viejo matrimonio con la corrupción y sus intentos para combatirla han sido más bien infructuosos la mayoría de las veces.  El brillante libro de Alfonso Quiroz: Historia de la Corrupción en el Perú, no deja dudas sobre esto. Quizá el ejemplo más reciente de una real lucha contra la corrupción sea el gobierno de Valentín Paniagua, que asumió la presidencia en una situación tan generalizada de corrupción que se necesitaba modificar leyes, desactivar instituciones estatales, etc. para que la mafia que hasta entonces tenía el poder, quedara realmente desmantelada. Recuérdese la exclusiva que Nicolás Lucar presentó a dos meses del gobierno de Paniagua, en la que entrevistando a un ex guarda espaldas de Montesinos, pretendía dañar la imagen del presidente acusándolo de corrupto. El intento de desprestigiar al gobierno no funcionó, pero quedó demostrado que la mafia seguía operando. Va a ser en abril del 2001 cuando Paniagua presenta su Programa Nacional Anticorrupción, que va a dar muy buenos resultados, pero que se va a quedar sin el suficiente apoyo, solo unos meses después, cuando Alejandro Toledo asume la presidencia.
Así, probablemente, independientemente del caso Ecoteva, Toledo no puede ser considerado un ponente de peso en la lucha contra la corrupción porque su gobierno tuvo la responsabilidad histórica de continuar lo que Paniagua inició, y a Perú Posible le tembló la mano. Luego siguió Alan García, a quien las denuncias de corrupción le sobran, solo el caso de los narcoindultos es suficiente para descalificarlo como para que dé cátedra acerca de cómo combatir la corrupción; pero lo peor que hizo en esta materia es sin duda, haber detenido por completo lo que Paniagua inició y Toledo debilitó, en aras de una alianza política con el fujimorismo.
Acuña también tiene lo suyo, compra de votos, licitaciones dirigidas y pagos a Martín Belaúnde Lossio, son solo algunos casos que no lo dejan precisamente como el adalid de la lucha contra la corrupción. Y si el lobby es una de las modalidades más generalizadas de corrupción en el país, hay que recordar que a PPK se le cuestiona precisamente por lobista y por haber favorecido desde el Estado a empresas privadas con las que tenía negocios.
El caso más patético, sin duda, es el de Keiko Fujimori, y es el que nos recordó la genial frase de Marx que aludíamos al principio: la historia se repite dos veces… Recordábamos a Fujimori (hasta ahora no sabemos si es Keiko o Alberto el que postula) en conferencia de prensa denunciando tráfico de armas a las Farc, anunciando la captura del narcotraficante apodado Vaticano, presentando los objetos decomisados a Vladimiro Montesinos con fiscal bamba, llevándose los vladivideos a Palacio para custodiarlos personalmente, o correteando al fantasma de su asesor por las calles de Chosica, etc. etc.; y todo esto como prueba irrefutable de que el sétimo presidente más corrupto del mundo era un ferviente luchador contra la corrupción.
¿Qué irá a decir ahora Keiko? ¿Que sus estudios los pagó con lo que ganó en un casino? ¿Que cuando fue primera dama fue testigo privilegiada de la lucha que su padre emprendió contra la corrupción? ¿Que si es elegida presidenta personalmente irá a buscar a sus tíos hoy fugados del país para que sean sometidos a juicio precisamente por corrupción? ¿Que la prueba definitiva de que ella no es como su padre es que sacó a Martha Chávez de la lista de postulantes al congreso?
La Contraloría organizó la farsa, ojalá la ciudadanía sea capaz de identificar a los farsantes.


*Publicado en el diario Noticias el día 10 de enero de 2016, en mi columna de opinión: Letra Menuda.

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